Capítulo 2

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Unos segundos después de que el imbécil de Shawn se fuera del callejón muerte, miré a Diana que se estaba riendo en silencio.


- Sigo pensando si eres una buena amiga -Alcé una ceja mirando su cara. Que graciosa.


- Claro que lo soy, anda, volvamos a casa, te recuerdo que tienes que irte a Noruega a visitar a Úrsula -Empezó a caminar y la seguí por detrás.


Volvimos a casa y yo recogí mi maleta, me despedí de Diana subiendo a mi coche y conduciendo en dirección al aereopuerto. En menos de 10 minutos ya estaba allí.

Después de estar sentada en unos bancos esperando a que anunciaran mi vuelo, me levanté y compré una bolsa de cheetos y me los empecé a comer tranquilamente mientras caminaba un poco hasta que alguien se chocó conmigo. Miré por encima de mi hombro y..


Como no, Shawn.


- ¿Se puede saber por donde caminas? -Seguí comiendo como si nada. La gente de nuestro alrededor caminaba echándonos un vistazo.


- Por el suelo, lista. -Contestó Shawn recogiendo su maleta caída en el suelo.


- ¿A donde vas? -Miré su maleta.


- A donde no te importa, métete en tus asun.. -No le dejé terminar la frase y le arrebaté la maleta tirándola al suelo, haciendo un ruido bastante fuerte- ¿Que haces loca? No la rompas.


- Haré lo que me de la gana, te he echo una pregunta y no me has respondido. ¿Me lo vas a decir? -Tiré la bolsa de cheetos ya vacía a la basura, justo cuando anunciaron mi vuelo- Tienes suerte imbécil.


Agarré mi maleta y fui a que me revisaran la maleta, seguidamente de eso la guardaron en los compartimentos y subí al avión, busqué mi asiento que estaba al lado de una ventana y me senté. Al poco tiempo, llegaron una madre y su hija de máximo 10 años. Miré lo que la pequeña llevaba entre las manos y era, nada mas ni nada menos, que un tirachinas.


Oh, una pequeña diabla. Me recuerda a mi niñez.


Sonreí para mis adentros y me abroché el cinturón de seguridad. Una vez despegó el avión, me dediqué a jugar a Candy Crush desde mi móvil. La pequeña de mi lado, que al parecer se llamaba Winder, también quiso jugar conmigo. Conclusión, acabé contándole una de mis curiosas historias de pequeña, su madre todo el rato me miraba mal, no es que fuese un buen ejemplo para niñas de corta edad.


Cuando lleguemos, me despedí de Winder y tomé mi maleta. Iba a salir ya del aereopuerto pero para mi buena suerte, estaba nevando. Me encantaba la nieve, era perfecta para gastar buenas bromas a personas mayores.


Saqué de mi maleta un abrigo, unas botas altas y un gorro de lana rojo y me lo puse todo. No quería coger la peor gripe de mi vida.


Salí del aereopuerto, pedí un taxi y me llevaron al Psiquiátrico donde trataban a Úrsula. Una vez allí, pedí en recepción que guardaran mi maleta, amistosamente, la chica que siempre me atendía -llamada Skyler- me la guardó y me dió un chupachup de sabor a fresa. Amaba los chupachups. Son deliciosos.

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⏰ Última actualización: May 28, 2015 ⏰

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