Un nuevo día encerrados en aquel lugar, las luces se encendieron dándoles a entender a los participantes restantes qué era de día.
Apenas era el cuarto día, pero para todos ya había pasado una eternidad, habían perdido a varios compañeros, sin embargo los números en la tabla aumentaban y era lo único que importaba...
Roier se sentó en su cama mirando a su alrededor notando qué Aldo y Barca estaban a sus lados, suspiro levemente antes de acomodar la bandana de su cabeza y tallar su cara con ambas manos para desperezarse.
–¿Cual es el juego de hoy? – fue lo primero que escucho el castaño por parte de su mejor amigo.
–No tengo ni idea... – Murmuro antes de volver a acostarse soltando un suspiro pesado.
–Levántate puto vago – Aldo se acerco para empujarlo levemente obligandolo a salir de la cama. – Veamos la pared...
Roier rodó los ojos ante la insistencia y se puso de pie, acomodo de nuevo su bandana y se acerco al de lentes para que ambos bajaran las escaleras dirigiendose hacia el lugar acordado.
Un gran grupo de personas ya se encontraban mirando la pared intentando descifrar el próximo juego, pronto una mano se posó en la cadera de Roier jalandolo hacia atrás, puso resistencia pero su boca fue cubierta y alguien habló cerca de su oido.
–No te asustes, soy yo~ – Spreen dijo en un susurro antes de soltar al castaño y reír ante la reacción de este.
–Hijo de puta, ¿qué te pasa cabrón?
–Nada, solo quería abrazarte... – respondió divertido mientras levantaba los hombros.
–Pues hablame pendejo ¿Sabes el pedote qué me sacaste?
El castaño tomo la muñeca de Spreen para alejarlo del lugar a uno con menos personas y abrazarlo ocultando su cara en el hueco del cuello del híbrido.
–Perdón... – soltó una pequeña risa mientras sus manos se posaban en la cadera del menor.
–Olvidalo... – Murmuró contra la piel sensible del híbrido haciendo que las orejas y cola de este se esponjaran.
Tragó saliva con pesadez apretando el agarre de la cintura del contrario y dejo un pequeño beso en la cabeza de este.
–Parece que el juego es de tres personas ¿Ya tienes equipo?
Roier asintió levemente con la cabeza haciendo un pequeño puchero. – Aldo y Barca...
–Uhm, te iba a pedir que estés conmigo...
–Desde anoche formaron el equipo, lo siento... – se separo la besar la mejilla del híbrido.
El sonido de las puertas metálicas siendo abiertas lo obligó a terminar el abrazo, se tomaron de las manos, por los parlantes se escucho una voz femenina pidiendo que sigan a los guardias en orden.
Todos se acercaron a la puerta y comenzaron a caminar pasando uno por uno por la puerta de metal, cuando la mayoría estaba del otro lado los guardias comenzaron a guiar al, ya reducido, grupo Por los pasillos tan complicados de andar.
Los participantes hablaban animadamente como si no supieran el destino qué los podía estar esperando, Spreen y Roier se encontraban casi hasta el final mirando el lugar como si fuera la primera vez que pasaban por ahí.
Roier se veía un poco más distraído, más concentrado en su propia mente qué en lo que pasaba a su alrededor, actuando en automático al caminar. Una vez que llegaron al ascensor Spreen jalo a él castaño lejos de todos.