Príncipe Y Caballero

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El galope del hermoso caballo blanco a máxima velocidad era lo único que podía escucharse a su alrededor, suaves jadeos por los movimientos salían de la boca del apuesto caballero de cabello castaño.

Sus ojos clavados en el camino librando los obstáculos con agilidad qué en este se encontraban, los monstruos qué lo seguían cada vez eran más pero el caballero no tenía miedo de nada.

A lo lejos pudo ver aquella gran torre de piedra, que gracias al tiempo esta se veía descuidada, llena de musgo y enredaderas, solo tenia una misión, rescatar a aquel príncipe de las temibles garras del aburrimiento y los monstruos qué amenazaban contra su vida.

El príncipe esperaba impaciente y aburrido la llegada de aquel caballero, mirando a traves de la ventana con las orejas de oso pegadas a la cabeza gracias a la hermosa corona.

Una vez que Roier llego hasta los pies de la torre bajo de su caballo y empuño su espada empujando y acabando con los monstruos cercanos.

Roier al intentar rescatar a Spreen lo más rápido posible cayó haciendo qué la estructura de cartón qué habían hecho cayera junto a Spreen.

Spreen de apenas unos siete años soltó un quejido antes de un pequeño sollozo. El castaño alarmado se levantó rápidamente para buscar al híbrido entre los cartones.

–¿Estás bien? – Se agachó frente a él recibiendo un empujón de esté.

–Vete, no quiero verte ¡Papá! – grito desesperado mientras limpiaba sus mejillas.

El menor cayó sentado gracias al empujón e hizo un puchero sintiéndose mal por lo que había pasado. Ninguno de los padres de Spreen había escuchado el llamado por lo que el menor se acerco de nuevo.

–¡Qué no, déjame!

Roier ignoró las quejas y los empujones para tomar a el oso en brazos cargarlo con dificultad al estilo princesa y llevarlo lo más cerca de la casa.

–¡Tío Vegetta! – Spreen se aferraba con fuerza al menor mientras soltaba pequeño sollozos y el mayor abrió la puerta.

Sin dudar tomo a su hijo en brazos algo preocupado por las lágrimas del pelinegro.

–E-él se lastimó, pero no se donde... S-solo esatabamos jugando...

–No te preocupes Roier, ven – Vegetta consolando a su pequeño mientras qué su "sobrino" lo seguía unos pasos detrás con la cabeza gacha.

–Spreen, hijo, ¿Qué pasó? – el adulto pregunto mientras lo dejaba sobre el sillón quitándole la corona de papel, dejándola sobre la mesita del centro y quitando los cabellos azabaches de su frente. – ¿Qué te duele?

–R-Roier m-me hizo daño en la pierna... – intento regular su respiración limpiando sus lagrimas qué parecían infinitas. – M-me duele mucho...

–Fue sin querer, yo no quería – la respiración del castaño se aceleró y pequeñas lagrimas se formaron en sus ojos cafés.

Ahora Vegetta se encontraba con dos pequeño niños de 6 y 7 años llorando por un simple juego, suspiro pesadamente.

–Solo fue un accidente ¿vale? Ayudare a Spreen a que se sienta bien de nuevo y les preparare leche con chocolate ¿Sí?

Ambos asintieron con la cabeza mientras intentaban dejar de llorar, Vegetta se levantó para ir en busca del botiquín dejando a los menores solos de nuevo.

No se dirigieron la palabra en los pocos minutos qué sé quedaron solos hasta que el de orbes moradas regreso y comenzó a dar un pequeño masaje en la pierna de su pequeño oso.

–Roier, tus padres me dijeron que hoy te quedas aquí, así que espero que resuelvan las cosas pronto... Iré por su bebida...

Habló mientras se dirigía a la cocina, el de ojos cafés se sentó al lado contrario del sillón moviendo las piernas evitando mirando al contrario mientras sorbia su nariz.

–L-lo siento... De verdad no fue mi intensión...

El híbrido infló las mejillas cruzando los brazos desviando la mirada. El dueño de la casa llego con dos tazas de leche con chocolate dándole una a cada uno dejándolos solos de nuevo.

–Solo te perdono por que mi papá hizo qué ya no duela...

Dijo en voz baja dándole un trago a su taza, Roier sonrió ampliamente, se bajo con cuidado del sillón para dejar su bebida en la mesita, se acerco al híbrido para quitarle su vaso repitiendo la acción y lo abrazo bastante feliz.

–¡Gracias! – dijo emocionado por "recuperar" a su mejor amigo.

#Spiderbearweek 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora