Smile.
Todo Japón sabía que los héroes número uno y dos eran pareja, Endeavor decidió hacerlo público ya que Hawks insistió.
El menor era muy testarudo y siempre conseguía todo lo que quería.
Enji era un hombre serio y reservado, y que aún no se había atrevido a sonreír delante de su pareja.
Lo que Keigo no sabía es que, cuando lo hiciese, se enamoraría aún más del pelirrojo.
Hawks.
Endeavor siempre fue mi héroe favorito, recuerdo tener un peluche suyo al que siempre estaba aferrado, y con el que iba a todas partes.
Lo admiré desde que vi por vez primera las noticias, intentaba derrotar un villano con sus poderosos ataques, pero aún así casi no le hacía un rasguño. Sin embargo, él podría haber muerto en aquel combate.
Y entonces apareció él; All Might.
Siempre quise mucho a All Might porque salvó a Endeavor, pero yo me quedé prendado del pelirrojo, en lugar de en aquel momento, el Símbolo de la Paz.
En la adolescencia, comprendí que lo que sentía por él no era solo admiración, también me había enamorado.
No supe y sigo sin saber en qué momento, pero, a pesar de habérmelo preguntado tanto, nunca me importó demasiado.
A mis quince años mi habitación estaba llena de su cara; mi armario con pósteres suyos en las puertas, mi cama con sábanas suyas, cientos de peluches y varias figuras. Todo de él. Todo de Endeavor.
Desde mis trece años hasta mis —actualmente— veintidós, he estado enamorado de él.
Solo lo supo Rumi, mi mejor amiga, que siempre me apoyó para que hablase con él, incluso cuando me hice héroe, pero no me atreví.
No hasta aquel día, en el que lo tuve a mi lado.
Me quedé mirándolo intensamente con una boba sonrisa, mientras desde lo lejos éramos observados por la héroe No. 5: Mirko.
Su rostro estaba perfectamente perfilado, sereno y con el ceño fruncido, y a mí me encantó.
Siempre quise verlo sonreír, fue mi mayor deseo desde que lo vi en la televisión aquel día, pero verlo tan de cerca, aunque siguiese estando serio... me aceleró el corazón.
Cuando salimos de allí lo seguí y lo invité a comer, quería pasar el día con mi héroe favorito, al menos una vez, ahora que tuve oportunidad.
— ¿Qué miras tanto? —Preguntó con una ceja alzada, al notar mi intensa mirada, que contaba sus pestañas.
— Nada, solo...
Se me quedó mirando durante un tiempo, mientras yo buscaba una excusa para explicar eso, la cual no llegaba.