Hace mucho que lo perdieron, a ese al que llamaban héroe, lo buscaron por días y sus noches de forma incansable, hasta el punto de casi enloquecer, pero cuando lograron encontrarlo, había cambiado, y solo un animal salvaje era lo que quedaba, de ese...
En verdad lamento que las cosas vayan tan mal, está historia para mí se está yendo a la basura, la planificación que tenía no estaba del todo detallada y ahora parece que estoy metiendo cosas al azar, mucho de lo que aparece en este ya lo tenía en mente, pero considero que la forma en que lo incluí es pésima, además que las batallas están siendo al menos para mí, una basura, pero bueno, ah, una cosa que tengo que decirles, es que no va haber capítulos en un buen tiempo, así que sean pacientes, la verdad me gustaría traer actualizaciones más seguido, pero como no he planificado a detalle, pues sabrán que a veces no se por donde llevar la historia y eso me estresa, me quita las ganas de escribir y todo eso, por lo que voy a tratar de mejorar en ese aspecto.
Hay veces en las que todo parece obra del destino, casualidades tan grandes, que no podrían ser descritas de otra manera. En lo profundo de un abismo repleto de monstruos, la diosa Artemisa y sus acompañantes, viajaban por los laberinticos túneles de la mazmorra, esperaban encontrarse con más trampas de Evilus, pero a su camino solo encontraban cadáveres de monstruos, sabían muy bien que Ryuu había pasado por ahí hace poco tiempo, la sangre estaba fresca, y muy levemente podían escuchar estruendos más adelante, donde parecía que se estaba librando una batalla, y sin perder un solo segundo continuaron avanzando.
Artemisa apretaba con fuerza sus puños, no sabía porque razón su mente la estaba llevando al pasado en un momento como ese, pero lo recordó con claridad, ese recuerdo tan distante pero tan apreciado por ella al mismo tiempo. Años atrás se encontraba en una situación similar, un largo viaje por el calabozo había acabado con sus recursos, encontraron más monstruos de los esperados, incluso especies nuevas que les complicaron las cosas, ella junto con su familia, estaban regresando de una expedición en una zona recién descubierta en el piso 16, su trabajo era investigar y mapear el área si fuera posible.
Ya otro grupo había sido enviado, pero no hubo noticias de estos en mucho tiempo, entre ellos se encontraba Bell Cranel, un viejo conocido de la diosa, pero en ese entonces nada más que eso. Sabía de sus grandes habilidades de combate y de mando, su astucia al momento de ser acorralado, y del gran aprecio que Hera y Zeus sentían por este, ella había recibido la misión de traerlo de vuelta junto a su grupo si es que los encontraban, pero la prioridad era determinar el nivel de peligro que representaba la zona inexplorada, ya que eran lugares muy distintos a los demás dentro de la mazmorra.
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Los caminos de aquel lugar eran laberinticos, una secuencia de cuevas que llevaban a extensos valles subterráneos, a lagos y ríos, era una vista maravillosa, pero los monstruos que la plagaban no permitían que pudieran ser contempladas. Una y otra vez fueron emboscadas por esas bestias, apenas tenían tiempo para recuperar el aliento, durante casi 20 días estuvieron perdidas ahí, no pudieron explorar de forma adecuada, mapear ni siquiera encontrar a los desaparecidos, que a estas alturas ya llevarían poco más de 2 meses sin volver a la superficie, algo que las hizo pensar que talvez, ya estarían todos muertos.
Artemisa ordenó que todas regresaran, el camino estaba justo en frente y no quería seguir poniéndolas en peligro, sentía un gran pesar por los aventureros que fueron a buscar, pero luego de tantos caminos que recorrieron y no haberlos encontrado, simplemente desistió – lo siento – dijo Artemisa mirando hacia atrás, subiendo a una de sus hijas sobre sus hombros, una chica que ya no podía caminar, no solo por el cansancio, sino que sus piernas habían sido cortadas. Muchas de ellas contrajeron una infección extraña, tanto que las sanadoras del grupo no pudieron determinar que era, debían regresar para que no murieran.
