ᴄᴀʀʟᴏꜱ ꜱᴀɪɴᴢ

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Título: 'que vicio es mirarte cuando sonríes'

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V

Era temprano, alrededor de las diez de la mañana y todos en la casa estábamos arreglando las cosas puesto que era el GP de Mónaco y lo veríamos desde el yate familiar.

- Ness, sube esos juegos de mesa al carro por favor - la mire confundida - es para dejarlos en el yate para en otra ocasión distraernos y pasar el tiempo. 

Acaté la orden de mi madre para después seguir subiendo más cosas.

Al llegar al muelle empezamos a bajar todo lo que cargamos al carro, al terminar acomodamos la mesa pues íbamos a comer ahí.

Comimos unas horas antes de que el GP diera inicio lo cual nos daba tiempo de ir al paddock y regresar al yate, así que sin perder demasiado tiempo emprendimos camino al circuito.

- Mattia si traes tu pase verdad? - preguntó mamá antes de llegar - por que si lo olvidaste ten por seguro que no entrarás y ni yo ni tu padre irá de regreso a buscarlo. 

Mattia era mi hermano menor y la mayoría de las veces perdía sus pertenencias haciendo que mi madre se enfade con él.

- Mamá si de entrar al paddock se trata, ten por seguro que Mattia nunca se despegaría de su pase. - dijo Alessandro, mi hermano mayor, riendo levemente -

- Y tanto es su amor por el deporte que durmió con el pase puesto. - agregué riendo haciendo que el resto de mi familia riera menos Mattia -

Fueron aproximadamente cinco minutos de viaje hacía el circuito y cuando llegamos uno que otro fotógrafo se acercó a mis padres para sacarles una foto, ya que ambos eran empresarios bastante reconocidos en Mónaco, al igual que se acercaron a Alessandro, ya que era de los mejores jugadores de tenis en el país.

- Familia D'angelo una foto por favor. - se escuchaba como los fotógrafos de a poco se iban acercando a nosotros - 

La gente se empezó a amontonar demasiado y llegó al punto en el que no podíamos siquiera avanzar, Mattia empezó a tener un ataque de pánico y empecé a notarlo ya que estaba abrazado a mí.

- ¡Por favor háganse a un lado, se los pido, muévanse! - grité intentando que la gente escuchara -

La gente hizo caso omiso a mis gritos, al ver que no pasaba nada decidí cargar a Matt y empujar a toda la gente para de algún modo lograr atender a mi hermano.

- Mierda, Matt por favor respira, ya casi llegamos a la entrada. - vi que se estaba por desmayar -

No se como pero al estar casi a nada de la entrada sentí como quitaban a Matt de mis brazos para después ayudarme a cruzar hacia dentro.

Empezamos a correr hacía un lugar en el que no había nadie de gente, la persona que cargaba a Matt lo sentó en una mesa y empezó a hablarle de una forma que él empezara a relajarse.

Yo estaba sentada a lado de Matt acariciando levemente su espalda, voltee a ver a mi ayudante para darle las gracias.

- Muchas gracias de verdad, por ayudar a mi hermano. - sonreí en su dirección -

- No hay de que, no podía dejarlos a su suerte a parte seguramente hubieran sufrido algo peor. - me sonrío de vuelta -

- Vanessa D'angelo, mucho gusto. - me presenté y estreche mi mano -

- Carlos Sainz, el gusto es mío señorita. - estrechó mi mano -

CS

Ese azul de sus ojos me había atrapado en el instante en el que levanto su mirada hacía mi.

El pequeño Mattia se tranquilizó después de unos minutos, platicamos un poco más para que estuviera bien al cien por ciento y pudiera seguir su día normal.

Mattia sacó a relucir que estaba emocionado por estar ahí y que era orgullosamente fan de Ferrari al igual que dijo -nerviosamente- que yo era su piloto favorito sacándole a Vanessa una risa -su risa era un sonido angelica que con el mayor de los gustos escucharía por toda mi vida- 

Para cuando verificamos que los restos de su ataque de pánico desaparecieron caminamos de vuelta hacía donde se concentraba el espectáculo.

- El negro te sienta bien Sainz - dijo Vanessa sonriendo - te hace ver más guapo. - se sonrojó levemente -

Nos quedamos mirando a los ojos por un largo rato, puedo asegurar que ella fue hecha por la mismísima Afrodita, sus ojos azul como el cielo, su piel ni tan blanca pero tampoco tan morena, hacia contraste con su pelo castaño, todo en ella es perfecto.

MESES DESPUÉS 

- Señores D'angelo vengo personalmente a pedirles permiso para que me den el privilegio de estar con su hija, soy consciente de que merece todo lo bueno de este mundo y merece a alguien que le baje la luna y todas las estrellas al igual que les puedo asegurar que yo sere ese alguien. - dije viendo a los padres de Ness con nerviosismo -

Carina, la madre de Vanessa, me veía con lágrimas amenazando con salir de sus ojos y con una enorme sonrisa mientras que Leonardo, el patriarca, me veía seriamente pero pude notar un brillo en sus ojos.

Ambos me dieron el privilegiado permiso de ser novio de su única hija, haciéndome prometerles que jamás les lastime a su princesa.

Ahora estábamos juntos en el restaurante favorito de Ness cenando, ella se dedicaba a comer mientras yo me dedicaba a admirar cada parte de su rostro, me sentía dichosamente afortunado de estar a su lado.

- Carlos - ríe levemente - se te va a enfriar la comida y tu sabes que no me voy a ir de aquí sin ti, ahora somos novios y nada me puede hacer más feliz. - me sonrío -

- Es que...siento que esto es un sueño, estoy a tu lado y somos novios, no puedo pedir nada más. - dejo un casto beso su mano la cual estaba apoyada en la mesa -

- Todo se lo debemos a mi hermano, que aunque no fue en las mejores condiciones, nos conocimos gracias a el. - sonríe -

Y Ness tenia razón, estamos en estas circunstancias gracias a Matt, siempre le estaré agradecido por habernos hecho coincidir, no fue la mejor de las situaciones pero le agradezco.

ONE SHOTS - FÓRMULA UNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora