Capítulo Cinco

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¡Hola hermoso fandom! ¿Como están chicos?

Los lectores votaron, así que aquí está: un capítulo enorme (¡más de 9k palabras!) lleno de drama, tensión, angustia, deseo y acción. ¡Hay un poco de todo!

Ustedes han esperado lo suficiente, así que aquí está. ¡Feliz lectura!


"La distancia es al amor lo que el viento es al fuego; apaga lo pequeño, inflama lo grande". -Roger Bussy-Rabutin


Quizás esta vez - Capítulo Cinco

Ilgaz rodó sobre su costado y suspiró profundamente cuando notó el reloj digital encima de su mesita de noche. Aunque todavía era temprano, ya era una hora aceptable para dejar su cama.

Había pasado la mayor parte de la noche despierto cuestionando muchas de sus decisiones, algo inusual en él. Su cabeza latía dolorosamente con preguntas para las cuales no tenía respuestas.


Como regla general, cada vez que algo le molestaba profundamente, Ilgaz podía contener sus emociones y eliminar las que le hacían reaccionar negativamente. Sin embargo, era imposible ignorar cualquier cosa que involucrara a Ceylin.

Su fuerza mental y su determinación estaban perdiendo la batalla contra los deseos más profundos de su corazón. Sintiéndose derrotado, el fiscal se levantó y se puso la primera camiseta que vio antes de salir de su dormitorio.


Cuando cruzó la puerta, Ilgaz fue recibido por el maravilloso olor a café recién hecho y mermelada de frutas, pero fue lo que vio frente a él lo que le hizo luchar con la necesidad de sonreír.

Ceylin trabajaba en algo en el mostrador de la cocina de espaldas a él. Ella no había notado su llegada, aparentemente muy concentrada en la tarea que tenía entre manos.

Aunque sabía que debía anunciar su presencia, Ilgaz se encontró postergando el momento. Una vez que Ceylin se diera cuenta de que no estaba sola, el aire entre ellos volvería a estar tenso y él no la vería tan relajada y cómoda como estaba ahora.


El fiscal notó que ella había puesto la mesa del desayuno y, esta vez, no pudo contener la sonrisa que iluminó su rostro. Ceylin no tenía que decir nada; él ya se había percatado del hecho de que ella estaba tratando de compensar lo que ella consideraba un gesto de amabilidad de su parte al darle la bienvenida a su casa. La abogada veía su presencia allí como una carga, a pesar de que Ilgaz negara repetidamente este pensamiento.

Observó cómo Ceylin terminaba de cortar unas rebanadas de queso en una tabla y abría el gabinete sobre su cabeza en busca de una bandeja. Cuando estiró un brazo para alcanzar el estante más alto, el dobladillo de su blusa se deslizó ligeramente hacia arriba, recompensando a Ilgaz con la vista de su estómago desnudo.


A pesar de decirse firmemente a sí mismo que mirara hacia otro lado, Ilgaz no podía dejar de mirar. Ceylin vestía pantalones de pijama holgados y cómodos, pero pretina elástica en sus caderas delineaba perfectamente sus curvas femeninas.


La blusa que tenía puesta era igual de modesta, pero Ilgaz no necesitaba mucho para ser asaltado por viejos recuerdos. Ya había visto y tocado, muchas otras partes del cuerpo de Ceylin antes.

Los recuerdos de cómo la curva de su cintura parecía perfectamente diseñada para adaptarse al toque de sus manos inundaron el cerebro del fiscal, pero Ilgaz finalmente se obligó a controlar la dirección de sus pensamientos.

"¿Qué estás buscando?" Preguntó en voz baja, tratando de no asustar a la abogada.

A pesar de su esfuerzo, Ceylin extendió la mano sobre su pecho y respiró hondo, dejando en claro que la había sorprendido su repentina presencia.

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