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Hola, dulce Violet.

Puedo observarte a lo lejos, siendo plenamente feliz, con esa sonrisa tuya que me hace bien cada día, lamento de ante mano si esta carta llega a asustarte, de primeras no es mi intención causar eso, es solo que ya no aguanto tantas palabras estancadas, halagos callados, no me desarrollo muy bien al hablar con las personas, diras: "que tonto" y si, lo soy, sin duda alguna, me disculpo por eso también.

Todos los días te veo pasar, a veces con tus amigos, o perdida en un libro, hay ocasiones en las que pasas cerca de mi y mi garganta arde por hablar, por decirte un "hola", pero siempre callo, de igual forma da igual si hablo, ¿sabes la razón?

Tú eres la razón, tus mirada nunca llega a mi, a todos lados menos en mi dirección, soy como un fantasma en el rincón, esperando ser visto por alguien, eternamente deseando que alguien le preste la atención suficiente para acercarse, como alguien olvidado en el tiempo, en los pasillos como si clavado en el piso estuviese sin poderse mover por tu presencia.

Tímido me vuelvo ante ti, pero no te percatas de que estoy, queriendo ser visto alguna vez por ti.

Ojalá algún día tenga el valor de decirte esto en persona, de poder invitarte a un lugar sin esta vergüenza que me da el que pienses que sea raro, ojalá algún día pueda expresarte mi admiración y hacia ti, en conjunto con este amor en mi corazón que sin conocerte crece cada día, algún día.

El soñar despierto se ha vuelto algo muy recurrente en mi vida, pero no cuesta nada, ¿cierto?

Att:
Si deseas puedes llamarme "tu admirador secreto", si, así como en esos clichés de películas y libros, cuando se me ocurra algo original te lo comentaré. :)

Mi dulce Violet. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora