Capitulo 1: Un sapo cantante

899 67 21
                                    

Todo empezó cuando Sam se encontraba cocinando la cena en su cocina completamente equipada, con una isla hecha de mármol y el refrigerador más lujoso y grande que la tienda tenía para ofrecer.

La alacena estaba llena de comida deliciosa esperando a ser preparada, ser horneada, asada, freida, cocida.

A Sam le encantaba su cocina. En realidad, le encantaba la vida de ama de casa. Cuando se levantaba con su cabello lleno de tubos y lo peinaba frente a su tocador iluminado. Le gustaban sus batas de seda y las pantuflas cómodas, las mascarillas de aguacate y los baños de burbujas. Le gustaban los collares de perlas, los tacones, y los vestidos de flores. Le gustaba cuidar el jardín y comprar decoraciones de catálogo, preparar la cena y servir un buen vino a la hora de la comida.

Pero sobre todo, le encantaba ser una mujer.

Sam adoraba oler bien, tener rasgos delicados, cabello suave y piel libre de imperfecciones, le gustaban las joyas, los vestidos, los tacones, el maquillaje, el color rosa, y las cosas bonitas.

También le gustaba ser mamá. Susuki era un niño adorable, bien criado, amable, nada grosero. Jugaba en la tierra, se ensuciaba rápido y le gustaban las plastilinas como a cualquier niño normal.

Habría llegado deprisa por la puerta del jardin y lleno de lodo y tierra por toda su ropa, rodillas, codo y cara. Emocionado para mostrarle a su madre un caracol que había encontrado entre los rosales del jardín.

—¡Mira mamá, mira!— Susuki entro corriendo por el jardín, llenando de lodo la sala y poniendo de mal humor a su madre, con un pequeño, inocente y asustado caracol en sus regordetas manos —¡Mira lo que encontré!— le dice cuando llego hasta ella y alza las manos para mostrarle el insecto.

—¡Iugh, Susuki suelta eso!— le grita Sam asqueada y horrorizada mientras toma de la mano de su hijo para dirigirlo hacia el baño con el propósito de que se lave las manos y suelte al animal. —No estés agarrando eso Susuki, están sucios y llenos de tierra y no sabemos cuantas bacterias tiene.

Sam llevo a su hijo al baño y labo sus manos, luego volvió a la cocina y terminó de preparar la cena para que cuando su esposo llegara del trabajo comieran y luego se fueran a dormir.

Fue un día tan normal que nunca espero lo que pasaría la mañana siguiente.

Durante la noche, Sam, tuvo el peor dolor de estómago y cabeza que jamás había experimentado en su vida. La fiebre era como para cocinar unos huevos sobre su frente y el sudor empapaba su cama como una piscina.

Cuando la mañana llego ella se sentía mejor. Fue al baño, cansada después de vomitar y retorcerse de dolor toda la noche. Se iba a dar un baño, usaría cremas para su suave piel y una mascarilla de aguacate como todos los días.

Y al mirarse al espejo, encontró el rostro de un hombre. La piel escamosa de uno, el cabello corto y grasoso de uno, los labios delgados, su pecho plano y los hombros anchos.

Grito horrorizada y aún no había visto su entrepierna.

.....

Odia los lunes. En realidad, nunca les tuvo un gran aprecio de todos modos, no eran su día favorito ni por cerca, pero la verdad, los encontraba soportables.

No, su odio a los lunes derivaba de una experiencia cuando tenía diecisiete. Una de la que actualmente suele hacer bromas con sus amigos recordando anécdotas de aquel mes totalmente de locos. Pero que en su momento, fue tan aterrador y desesperante como la muerte misma.

Su odio a los lunes empezó un día en que todo decido salirle mal. Empezando por el hecho de que se había despertado, una hora y media tarde para llegar a sus clases.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 25, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Because Girls |Bakushima Donde viven las historias. Descúbrelo ahora