01. Joohyun

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Entre risas ingresaron a la estación de metro y con ello llegó el desafortunado momento de partir caminos a sabiendas de que sus hogares se ubicaban en direcciones opuestas.

—Gracias por invitarme a salir —pronunció Joohyun con una gran sonrisa—. Hace mucho que no me divertía como hoy.

—Me alegra escuchar que fue un buen día —respondió Seulgi—. Yo también me divertí bastante.

Ambas chicas habían disfrutado de aquel sábado en un arcade recién inaugurado en la plaza que visitaban a menudo, y en ese mismo edificio degustaron de un par de pizzas que sabían incluso mejor después de jugar por horas.

—¡Oh, Joohyun, espera! —llamó la castaña al tiempo que buscaba algo en su pequeña mochila, y Joohyun la miró con sus ojos resplandeciendo de expectativa—. Quería darte esto.

Le extendió a la pelinegra un llavero de un conejito blanco. Cuando Seulgi lo vio exhibido en uno de los mostradores del arcade no dudó en canjear sus puntos ganados en juegos por él.

—¡Qué bonito! Gracias, Seulgi, prometo que cuidaré bien de él —aseguró una sonriente Joohyun al tiempo que enganchaba el llavero en su bolso.

Seulgi iba a responder algo, pero el repentino abrazo de la contraria provocó que su mente se quedara en blanco. Joohyun finalmente se marchó luego de despedirse y Seulgi permaneció ahí, pensando en el dulce aroma de lavanda que había inundado sus fosas nasales segundos atrás.

El transporte que la acercaría a su destino no demoró en llegar y Seulgi agradeció internamente que la mayoría de vagones se encontraran prácticamente vacíos. Tomó lugar en un asiento que le permitiera visualizar la ventana durante su largo viaje y reprodujo música a un volumen moderado en sus audífonos.

La genuina sonrisa que se dibujó en su rostro al pensar en los acontecimientos del día le confirmó una vez más que estaba perdidamente enamorada de Bae Joohyun.

La castaña conoció a Joohyun tan pronto como inició su primer año de bachillerato y, al poseer personalidades que congeniaban a la perfección, ambas chicas entablaron una linda amistad casi de inmediato.

No obstante, semanas antes de empezar a cursar el tercer y último año de preparatoria, Seulgi se percató de que sus sentimientos por su querida amiga habían cambiado. Sin duda alguna seguía apreciando a Joohyun, pero era un cariño diferente al que siempre reconoció en ella o en otras personas.

Aunque le aterraba en gran medida, Kang Seulgi estaba dedicida a confesarle tarde o temprano a Joohyun que gustaba de ella. La castaña no lo haría porque albergara la mínima esperanza de que sus sentimientos fueran correspondidos, sino porque creía que era algo que no debía ocultarle a Bae.

Requería armarse de coraje antes de llevar a cabo cualquier tipo de confesión, puesto que temía que la amistad que tanto atesoraba se viera comprometida por una atracción que Seulgi desarrolló en contra de su voluntad.

Algo curioso de todo el asunto es que se había descubierto a sí misma soñando mucho más seguido con Joohyun, quizá porque la pelinegra se había vuelto un pensamiento recurrente en su cabeza. 

Por lo general, sus sueños eran cursis, absurdos o una mezcla de ambos, como uno que tuvo recientemente donde Joohyun era un globo aerostático que se desplazaba a una distancia prudente de ella pero siguiendo cada uno de sus pasos.

Seulgi no podía hacer más que atribuir su activa imaginación a la amplia gama de libros o películas que consumía en su tiempo libre.

Hace unos días, Kang había adoptado el hábito de registrar en una libreta todos los sueños que involucraran, de una forma u otra, a Joohyun. Seulgi reflexionó que tales sueños podrían servir como una buena inspiración si es que alguna vez se le ocurría escribir novelas o canciones.

in my dreams | seulreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora