13;; Uɴ ᴘʀᴏʙʟᴇᴍᴀ ᴍᴇɴᴏs

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El palacio se encontraba casi en total silencio cuando los gritos de una mujer que estaba a punto de dar a luz resonaron por los pasillos despertando a la mayoría, Mutluluk había entrado a labor de parto. Tan rápido como fue posible las parteras entraron al harem y se dirigieron a aquella custodiada habitación en donde la pelirroja jadeaba de dolor mientras se sujetaba de las orillas de su cama, junto a estas aquella joven mujer que estaba a cargo de su cuidado entro y con rapidez la ayudo a recostarse en la cama, dejando que las mujeres la revisaran para saber si ya estaba lista.

En la habitación de la castaña sultana habían entrado rápidamente Abdel y Azar quienes despertaron con urgencia a la sultana para avisarle de lo que estaba ocurriendo en el Harem.

-Tráeme mi bata Azar, rápido.- Ordeno la castaña que se estaba poniendo los zapatos mientras restregaba sus ojos.-Qué oportuna es esa jovencita, teniendo todo el día decide entrar en parto ahora e interrumpir mi sueño, para colmo el príncipe no se encuentra en el palacio.-

-¿En serio cree que la señorita Alev lo haga mi sultana?.- Interrogo ayudándole a colocarse la bonita bata de seda.

-Si es una mujer lista, lo hará.- Dijo caminando hacia la puerta seguida de sus fieles criados.

Con pasos firmes y con la cabeza en alto se dirigió a los territorios de las concubinas, ganándose así la atención de todas las muchachas que tan solo la vieron se inclinaron ante ella, mientras esta se dirigía a los aposentos de la chica a quien se escuchaba gritar desde lo lejos.

Tan solo puso un pie dentro de aquel lugar cuando pudo escuchar el llanto del bebe que por fin había nacido, lentamente se acercó a la partera quien después de cortar el cordón umbilical volteo en dirección a la castaña sin atreverse a mirarla a los ojos.

-Es un príncipe sultana.- Dijo esperando una reacción negativa, pero le sorprendió ver que la sultana sonrió y tomo al pequeño príncipe.- La madre del pequeño se ha cansado mucho por la labor de parto, sin duda fue difícil.-

En el fondo se encontraba aquella pelirroja que sentía su cuerpo tan agotado que ni siquiera pudo pedir cargar a su hijo, lentamente la joven sultana se acercó a su lado para agacharse a su altura, dejando a la vista el hermoso rostro del recién nacido quien había calmado su llanto en sus manos. 

Al tener a su lado a la señorita Alev sentía seguridad por lo cual jamás se dedicó a observar a su alrededor, pues estaba recibiendo demasiadas miradas llenas de malicia y complicidad mientras admiraba a aquel pequeño ser que había traído a la vida.

-Es un hermoso niño señorita Mutluluk, estoy segura de que será un gran príncipe cuando crezca.- Dijo dulcemente la castaña antes de recobrar su postura y se alejara con lentitud.- Es una pena que no estarás ahí para verlo.-

Esto cayó como un balde de agua fría a la jovencita que se dio cuenta demasiado tarde de aquella mirada malvada que tenía su sultana, desgraciadamente no logro actuar a tiempo, ya que para su sorpresa aquella criada en la que había puesto toda su confianza ahora se encontraba sobre ella con una almohada en su rostro, asfixiándola hasta que dejo de moverse y de respirar, la había matado.

- Lo que ha ocurrido aquí esta noche se irá con ustedes a su tumba, nadie jamás sabrá la verdad.- Decreto la castaña mientras que todos la reverenciaban.-Señorita tenga al pequeño, asegúrese de llevar su cuna a mis aposentos, ya que se quedara con sus hermanos.-

-Como ordene, mi señora.- Dijo recibiendo al pequeño con cuidado.

Fue entonces cuando el sonido de la puerta interrumpió el frío silencio de la noche y llamó la atención de todos aquellos que aún se encontraban despiertos en busca de respuesta, respuestas que fueron dadas al ver aquella mirada fría plasmada en el bello rostro de esta, que don postura firme y pasos delicados desapareció entre los oscuros pasillos del castillo, seguida de sus fieles criados que mantenían la cabeza gacha ante el poder de su sultana.

Eʟ Cᴀᴍɪɴᴏ A Lᴀ Gʀᴀɴᴅᴇᴢᴀ ┊「Sʜᴇᴅᴢᴀᴅᴇ Mᴇʜᴍᴇᴅ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora