𝐃𝐚𝐦𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐥𝐢𝐞𝐬/ 𝙎𝙘𝙧𝙚𝙖𝙢 𝙨𝙖𝙜𝙖

CAPITULO 4

Chapter four; “The new life”

—¡Kia, cielo! Es hora de ir a clases, se nos hará tarde.

—Un momento, Hall.

La pelinegra voltea, lanzando una camiseta hacia su novio, quien la toma torpemente.

—Rapido, sal por la ventana.—Murmura la chica, ahora lanzando un par de zapatos hacia el.

—¿Que pasa?, Soy tu novio, a las chicas no les molestará verme aquí contigo.—Murmura el castaño claro.

—Hallie te matará si te ve aquí.—Exclama Kia, divertida.

—Bueno, si, tienes razón. Esa mujer me odia.—Afirma Randy, con preocupación.

—Hall no te odia. Solo...se preocupa por mi.

—Soy tu novio, y te amo, Kia. Jamás te lastimaría, y lo sabes.

—Yo también te amo, cariño.—La pelinegra besa sus labios con dulzura.—Pero, ahora, debes irte, tenemos clases dentro de veinte minutos.

—Vamos juntos. Problema solucionado.—El chico junta sus manos, con una sonrisa.

—Randy.—Musita la pelinegra.

—¡Kia, vamos!—Se escucha el llamado de su mejor amiga castaña.

—¡Voy!—Exclama la chica. Voltea, colocando sus manos en el pecho de su novio.—Randy, por la ventana.

—¿Por la ventana? ¿Quieres que muera?

—No es la primera vez que lo haces, vamos.—La chica abre la ventana, haciendole señas al castaño.

El chico bufa, apunto de salir por la ventana, se detiene para tomar a su novia por la cintura, para besar sus labios.

—Nos vemos más tarde, preciosa.

—Nos vemos, amor.

El castaño sonríe, saliendo por completo de la ventana. La pelinegra le manda un beso, con una sonrisa. El chico lo recibe, con una amplia sonrisa.

—Hey, Kia.—Sidney entra a la habitación.

—Hey, Sid.—Saluda la pelinegra, frente al espejo, arreglando su maquillaje.

—¿Ya se fue Randy?—Pregunta la castaña, observando la habitación.

—¿Cómo..?

—Ay, por Dios, tienes el cabello desordenado, el labial corrido, y la camisa medio abierta.—La pelinegra baja la mirada a su camisa, para al instante, comenzar a abrocharla, dejando el primer botón suelto.—¿Que queda? Ah sí, la ventana está abierta. Tu jamás dejas la ventana abierta, a menos de que tú Romeo trepe por ella.

—Si, gracias por recordarmelo.—Agrega Kia, cerrando está por completo.

Sid ríe.—¿Lista?

—¿Para aquella tortura a la que se le llama escuela?, No, jamás.—Habla la pelinegra, tomando su mochila.

—Pero, aún así, amas estar en ella.