Bajo las estrellas

694 124 33
                                    

Johan no tenía amigos, los había perdido a partir de sus acciones, tomando el camino de la soledad para evitar tener una debilidad nuevamente.

Sin su madre, sin sus mejores amigos en la infancia, sin nadie más allá de sus perros.

Entonces, ¿por qué estaba viendo las estrellas con Daniel Park mientras sus canes dormían a un par de metros de ellos?

La respuesta era más fácil de lo que podría parecer.

Había tomado malas decisiones a lo largo de su vida, todas y cada una de ellas tenían un efecto adverso, estaba tan acostumbrado a no tener a nadie en quien apoyarse qué, cuándo Daniel Park apareció en su vida, vio una mano salvadora para la soledad que le aquejaba.

Se habían conocido por mera casualidad y lo había estado frecuentando en un par de ocasiones más antes de que Jing Jan fuera atacado de forma cruel por los estudiantes de Jaewon y decidiera iniciar una guerra entre ambas escuelas, perdiendo de paso su lugar como sucesor de Gun, su pandilla y cualquier oportunidad de que su madre fuera de las primeras en recibir un trasplante.

Lo había perdido todo de un momento a otro y, cuando Daniel le vió desilusionado a través de esos grandes ojos marrones que siempre habían sido brillantes, supo que la había liado.

La había liado en grande.

Teniendo sólo a Eden y Milo consigo, terminó en la deriva, buscando la forma de conseguir dinero para la cirugía de su madre y ganarse el favor de alguien para que ella pudiera estar en las primeras de la lista.

Entonces, un día comiendo a las afueras de Seúl, lo vió.

Vió a Daniel.

Sus miradas se cruzaron por un segundo, ¿esperaba algo en ese momento de parte del varón?, la respuesta era sí, lo esperaba en demasía. Porque Daniel Park era la única persona que entendía lo que era ser pobre, sólo tener a su madre a su lado, ser despreciado por las personas y hacer de todo con tal de conseguir dinero.

Ambos eran tan parecidos y a la vez tan distintos.

Estaba por levantarse e irse de ahí, sino fuera porque el varón se sentó a un metro de su persona.

— Una orden, por favor.

Sus ojos iban y venían del contrario, esperaba cualquier cosa de su parte, después de todo, lo había tachado de traidor cuando fue su vieja pandilla la que movió los hilos para hacer que pensará aquello de Daniel y sus amigos.

Dio una mordida a su pescado, la comida ahora sabía amarga.

— Johan.

— Daniel.

— ¿Hay algún motivo por el que hayas venido a Seúl?

— Tenía hambre.

Oyó un tarareo en señal de entendimiento y luego el silencio volvió a hacerse presente entre ellos.

Sólo escuchaba el sorber de la sopa y los palillos moverse que le hacían conocedor de que este seguía ahí.

— Esa noche, ¿enserio me consideraste un traidor de nuestra amistad?

— Lo hice — Afirmó, aunque dudo en decirlo, le hacía sentir estúpido sus acciones del pasado contra la única persona además de Zack y Mira, que le había extendido la mano como un amigo y que lo apuñaló por la espalda — Creí en las palabras de ese idiota.

— ... ¿Todavía lo sigues creyendo, Johan?

Volteó a mirarlo y sintió un golpeteo en su corazón al notar que el Park le veía fijamente a los ojos, a la espera de una respuesta que tenía pero que no se sentía digno de decirla.

Recuerdos bajo un cielo estrellado (Johan x Daniel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora