El nombre de Saya Wolff resuena noche y día en todos los canales de noticia, y no para de ser tendencia en las redes sociales.
La hija del expiloto austriaco de automovilismo y actual director ejecutivo de Mercedes-Benz, Toto Wolff, no hace más que...
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Pov- Toto Wolff.
Nunca fue ningún secreto en el mundo de la Formula 1, que Saya era el resultado de un matrimonio fallido.
Había llegado en un momento inesperado de mi vida, en el cual aún no estaba preparado para tener hijos. A pesar de eso, Saya siempre fue una niña muy consentida, aunque a veces pienso que eso no fue lo mejor que pude hacer por ella como padre.
Todo el mundo piensa que me dedicaba a Saya tanto como lo hago con Jack, y dejo que la gente lo crea porque es agradable, pero eso estaba demasiado lejos de la verdad.
Cuando ella nació yo era joven e inexperto y termine cometiendo errores, como cualquier padre puede hacerlo.
Nunca fue mi intención que sucediera, pero cuando entre en este deporte y empezó a irme bien, deje muchas cosas de lado. Una de ellas fue la crianza de mi primera hija.
Cuando Saya era chiquita y yo olvidaba fechas importantes o no estaba para acompañarla a ciertos lugares, podía repararlo con obsequios y ella me perdonaba, porque no entendía como funcionaban las cosas todavía.
A veces la llevaba a algunos grandes premios cerca de casa, pero no siempre era posible.
Pasaba muchos días, hasta semanas, lejos de casa y eso ha tensado nuestra relación significativamente a lo largo de los años, pero ella siempre ponía esa sonrisa deslumbrante frente a las cámaras y actuaba como si todo estuviera bien y perfecto.
Pero a medida que fue creciendo, los regalos ya no servían para reparar mi falta de atención.
Cuando Lewis comenzó a ganar repetidamente, tuve que centrarme en eso, era mi oportunidad perfecta para impulsar mi carrera, pero también era la peor edad de Saya.
En plena etapa de adolescencia y rebeldía, intente arreglar nuestra relación y poder estar más tiempo juntos, llevándola al trabajo conmigo.
Los primeros años en Mercedes fueron buenos, Lewis y Nico la consideraban su hermana pequeña y siempre la cuidaban en los paddocks.
Todo parecía estar controlado, y la relación padre e hija empezaba a fluir.
Pero eso solo duro unos años, porque todo se fue a la mierda cuando George Russell apareció en el radar de Saya.
El joven comenzó siendo piloto de pruebas para nuestra escudería y enseguida se robó la atención de mi pequeña.
Cada vez que el británico hacia actos de presencia en las carreras, ella quedaba hipnotizaba completamente.
Y cuando menos lo espere, George hizo su debut en Formula 1 con Williams y al mismo tiempo comenzó a salir con mi hija.
Ellos pensaban que nadie se daba cuenta, corrían y se escondían por los garajes como adolescentes enamorados, pero lo hacían frente a los ojos de todos.
