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                         Oscuridad

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                         Oscuridad. Luego brillo, demasiado. Era tan real que podía sentir cómo le quemaba la piel... El rostro de un ser humano que sonreía para luego gritar de dolor, un cuchillo en llamas en una mano que no conocía y finalmente su madre y su hermano hechos piedra arrastrándola al fondo de la tierra haciéndola sentir que se ahogaba. Athenea despertó cómo de costumbre con una sensación de dolor en el pecho, jadeando en busca de aire mientras miraba al enorme mafpe de su familia recostado sobre su estómago y lo culpó inmediatamente por la falta de aire. Lo hizo a un lado y finalmente se puso de pié, miró la hora antes de ir a lavarse el rostro al baño en el mismo cuarto.

—Oye Hamil, ¿No te parece que estás muy cómodo ahí?—. Le preguntó al enorme gato, mientras negaba con la cabeza al mirar al mafpe ronronear sobre la cama destendida sin mover ni un músculo, con esa estúpida cara de comodidad que ella podría tener si no tuviera la misma maldita pesadilla cada noche. Se acercó y le acarició el pecho y la mandíbula, se recostó sobre el gran animal unos segundos antes de empezar su día normal. Escuchó a la criada tocar la puerta para que empezaran a limpiar sus cuartos por órden de su madre.

Ella y el mafpe bostezaron al mismo tiempo. Athenea empezó a limpiar, iniciando con su escritorio; lo dejó hecho un asco porque se quedó dibujando hasta tarde la noche anterior así que convenía empezar con eso. Una vez que terminó se puso a sacudir el polvo de los muebles, barrer, trapear, movió a Hamil de su cama y la tendió. Se bañó, se cepilló el cabello y los dientes; se arregló para almorzar, juntó antes de bajar toda la ropa sucia que pudiera haber para que la criada pudiera llevarla más fácil a la lavandería.

Bajó justo al segundo toque de la criada, ya estando lista, solo atando sus zapatos para salir. Orión y Artemis se la encontraron el el camino, le acariciaron la cabeza a Hamil y a ella también. Al llegar al comedor, una criada le sirvió de comer al gato en el jardín haciendo que él se separara de su lado. Miró a Kyle, pero él se mantuvo firme. Sabía lo que pasaba, así que también pasó de largo.

Todos estaban ahí ya listos, todos de pié antes de que la reina Kaiya entrara del brazo junto a su esposo. Todo eso era protocolo todavía por culpa de los muchos nobles que aún vivían en el castillo. Kyle junto con Harmonía abrieron las puertas cuando la reina y su consorte entraron al comedor. El rey, usando su bastón para ubicarse, la reina, cuidando con devoción cada uno de sus pasos. Al llegar a sus puestos, ella hizo la seña para que se sentaran y el rey lo hizo gracias al ruido del peso cayendo sobre las sillas.

—¿Cómo han descansado, madre?—. Fue la pregunta que inició la conversacion entre su madre y Orión. Ella no era precisamente unida a su madre así que no solía hablar mucho con ella, solamente comía en silencio mientras escuchaba. Su progenitor le llamó en silencio. —Thena.— Ella giró su cabeza en su dirección, haciendo un ruido con interés. Él tampoco era muy cercano a ella, así que le extrañaba escucharlo pedirle algo. —¿Puedes decirme dónde estuvo Hamil toda la noche?, Se fue ayer antes de que lo bañaran tus hermanos.— Athenea supo a qué venía esa pregunta, suspiró suavemente. —No te preocupes. Me quedé dormida y Hamil se quedó dormido encima mío. Yo lo bañaré.— Casi pudo ver por el rabillo del ojo a sus hermanos chocar las palmas de sus manos cómo señal de victoria. El almuerzo terminó en calma gracias a las diosas. Su madre solo la miró un poco feo, no parece ser que vaya a estar tan enojada ese día. Eso significa que será un buen día.

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⏰ Última actualización: Apr 08, 2023 ⏰

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