Capítulo 3: Aquél Guerrero de Fuego

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Enio nos había encontrado en aquellos túneles. Todos nos pusimos rápidamente detrás de Aiden.

- ¿Qué es lo que planeas pequeño Aiden? ¿Huir con vida junto con estos lunarios? No sé qué estes planeando, pero termina con esto ahora, última oportunidad. - Dijo Enio en un tono de voz ridículamente alegre.

- Lo siento Enio. Te pido por favor que te des la vuelta y regreses por dónde viniste, no quiero iniciar una batalla contigo.

- Una lástima Aiden, yo si quiero. -Enio se empezó a reír a carcajadas de una forma sínica-.

Aiden se voltea hacia nosotros y nos dice:

- Corran hasta toparse tres caminos, tomen el primero y corran recto hasta llegar a la playa. Suban a cualquier bote y huyan.

Nadie lo pensó dos veces e hicimos lo que nos dijo Aiden, mientras a nuestras espaldas se llevaba a cabo una pelea de fuego y llamas.

Después de tomar el primer camino como dijo Aiden, seguimos corriendo, la luz de la luna ya se podía observar a la distancia. Pero se oyó una gran explosión. Todos volteamos hacia atrás casi al mismo tiempo, cuando vimos una gran ola de fuego viniendo hacia nosotros. Corrimos lo más rápido que pudimos, pero el fuego estaba justamente detrás de nosotros, nuestra muerte era inminente.

Después de ver el fuego venir directo hacia mí, el tiempo pareció ir más lento.

Empezó a pasar por mi mente Valtoria, la única parte que había visto de este gigante mundo, el rio Aegir, Aurora, Selene, mi papá peleando con mi Madre por decirle Esben en vez de amor-Aunque Esben sea su nombre-. Y recuerdo a mi Madre... ¿Cómo se llama? ¿Por qué no puedo recordar su nombre? Madre... Madre... Madre... ¿Quién es? ¿Por qué no puedo recordar? ¿Quién rayos era?

Sin más tiempo para pensar, del fuego salió Aiden.

- ¡Salten hacia adelante! ¡Ya!

Posterior a eso, Aiden da un fuerte golpe al costado del túnel, tumbando la estructura sin dejar que el fuego pase. Todos los demás lunarios empezaron a llorar del miedo, incluso yo no pude evitar que se me salieran unas lágrimas.

Aiden parecía exhausto, tiene la armadura rota y el lado derecho de su cara se encuentra un poco quemado. Pero nadie tuvo de descansar, los dos o tres guardias que Aiden había mencionado hace unas horas atrás, habían llegado ya.

Tres guardias solares llegaron, parecían no dominar bien los hechizos, pues llegaron armados con unas lanzas gigantes con punta dorada y escudos que tenían un sol en medio - ¿De qué religión serán? -.

Aiden empezó a caminar hasta colocarse delante de nuestro y dijo:

- Bien, no soy bueno para esto entonces; ¿Qué les parece si danzamos? ¿Alguien conoce la danza ?

Ni bien terminó de decir esto, los tres guardias arremeten contra él. Aiden no tiene ningún arma, solamente bloquea sus ataques con las partes de armadura que le quedan. Parecía no poder atacar, pero podía defenderse bien, el resto no sabíamos que hacer. No teníamos los conocimientos suficientes como para ayudarlo o inclusive, defendernos nosotros mismos. Éramos un pequeño cordero en un bosque de Ackenwafs.

Aiden se empezó a ver sobrepasado ante los tres guardias. Muy pronto acabarían con el y con nosotros. Entonces mi mente le mando la orden a mi cuerpo de sobrevivir, para eso utilice una técnica tan antigua como el mundo mismo; Huir.

- ¡Vengan conmigo para poder vivir! - Dije en voz alta para que los demás me siguieran-.

Se supone que el bote nos estaba esperando en la orilla, con los guardias detrás nuestro es imposible escapar, pero si Aiden ganaba el tiempo suficiente podríamos irnos de aquí.

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