Jimin y Jungkook fueron novios en la preparatoria, pero su relación no resultó ser tan sincera como se creía, por lo que decidieron terminar. Años después, se reencontraran en la misma empresa como jefe y subordinado. Jungkook no reconoce al nuevo J...
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Jungkook no era exactamente la definición de paciencia en persona y Jimin definitivamente no era la definición de sobriedad en ese momento.
El castaño imaginó que si Jimin había pedido tantas botellas de soju era porque se creía capaz de poder soportarlas, pero no había bebido ni siquiera la tercera cuando ya estaba tambaleándose sobre la silla de madera con las mejillas sonrojadas y una sonrisa tonta en las cara. Jungkook lo observaba detenidamente con el entrecejo a medio fruncir y los brazos cruzados sobre su pecho.
— ¿Sabes por qué estudié periodismo? —dijo después de un rato de estar en silencio— Porque soy bueno en ello, me gusta redactar y escribir ¿Y tú qué? Ni siquiera podías escribir tus propios ensayos para el colegio —balbuceaba, al mismo tiempo en que su dedo apuntaba el rostro de Jungkook amenazante.
—Ya has bebido demasiado, volvamos a Seúl antes de que anochezca —le pidió.
—No, no —negó repetidas veces con el dedo, tal como un niño—. Escucha lo que estoy diciendo —Jungkook asintió para que continuara—. Eras bueno, eras inteligente y supiste cómo usarme, pero soy más inteligente que tú y ya no estoy enamorado de ti, así que sal de mi zona.
—Ah ¿Sí? —Su tono de voz fue bajo, Jungkook ladeo una sonrisa y se apoyó sobre la mesa para prestar más atención a Jimin— Dime entonces ¿Cuál es tu zona?
—Mi trabajo es mi zona y resulta que no te quiero allí —Jungkook rió jocoso por el tono de voz que Jimin estaba usando en ese momento.
—Pero no pienso irme ¿Qué harás al respecto? —musitó desafiante sin apartar la mirada del pelinegro.
— ¿Crees que soy tan tonto para revelarte todas mis jugadas? —bufó formando un gracioso puchero— Estoy borracho, no estúpido.
—Pues qué bueno que lo dices, porque ya yo estaba pensando lo contrario —dijo burlón, poniéndose de pie—. Vamos antes de que te desmayes, no pienso cargarte hasta el auto.
Jimin asintió torpemente y se puso de pie por primera vez desde que se sentó, sus piernas flaqueaban y su equilibrio no era precisamente estable. Jungkook no le tomó importancia y adelantó su paso hacia la puerta con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón; no fue hasta que un estruendoso sonido llamó su atención, que el castaño por fin se dignó a voltear.
Jimin se encontraba completamente desmayado en el suelo de cerámica curtida, las personas en el restaurante tenían los ojos puestos sobre él, como si lo juzgaran por haber dejado al chico ebrio por su cuenta.
Jungkook aclaró la garganta y caminó velozmente hacia Jimin para tomarlo en sus brazos como si nada. No era pesado a pesar de estar completamente inconsciente, su cuerpo era delgado y ligero.
Observó su rostro; tenía las mejillas aún carmesí y sucias debido a su reciente caída, el borde de su labio inferior estaba lastimado y su boca se encontraba entreabierta, dejando ver un poco sus blanquecinos dientes. Jimin era lindo ante los ojos de Jungkook, ojos que no habían logrado notar eso antes.
