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-No hagas esfuerzos y tómate estas pastillas cada 8 horas.

-Vale, muchas gracias doctor.

Al salir del hospital me esperaba Greco en la puerta.

-Vaya mierda, no voy a poder trabajar ni hacer nada. Y todo por culpa de unos imbéciles.

-Hombre, parte de culpa tienes.

-Pero bueno, no iba a dejar que mataran a mi mejor amigo.

Greco negó con una sonrisa ladeada mientras miraba al suelo para después fijar su mirada, que cambió a una extrañada al verme con un cigarro en la boca.

-¿Fumas?

-¿Te sorprende ver a una mujer fumar?

-No, pero a ti sí.

Negué con la cabeza mientras un intento de una sonrisa ladea salía de mis labios rotos mientras se me escapaba una pequeña carcajada.

-¿Quieres uno?

-Vale, pero a la próxima invito yo.

Le di un cigarro mientras sacaba mi mechero. Una vez que le entregué el cigarrillo, me encendí el mío.

-¿Y fuego? ¿Quieres o tienes?

-Dame fuego.

-Ahora gira a la derecha

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-Ahora gira a la derecha.

El camino había sido bastante silencioso, para lo único que hablábamos era para que le indicara el camino a mi casa. Obviamente no iba a ser tan estúpida como para decirle a un madero dónde vivía con todos los de la mafia, así que lo estaba guiando al taller.

-¿Este no es el camino al taller?

Mierda.

-Sí, es solo que el taller conecta con mi apartamento.

-Vaya, algo nuevo que sé sobre ti.

-Ey, yo podría decir lo mismo. No hablas mucho Barbitas.

-¿Y qué quieres saber?

-Pues no sé, tampoco sé por qué te interesa tanto mi vida.

-No sé, he pensado que tal vez podríamos ser amigos. Tienes un humor al que nunca me había enfrentado, me parece interesante poder lidiar y aprender de él.

-O sea, que solo soy un experimento para ti. Eso duele.-Dije haciéndome la dramática.

-Y tú puedes experimentar los privilegios que vas a tener al ser amiga de un comisario.

Si supiera que esos privilegios ya los tenía.

-¿Eso significa que si tengo algún problema solo te mando un mensaje o te llamo y me lo resuelves? Porque, lo siento mucho pero, para que te atiendan en comisaría tienes que esperar media vida. Eso me hace pensar que odiáis trabajar.

-Podría decir lo mismo de vuestro taller.

-Los cojones, nosotros atendemos al momento. Y lo hacemos bien.

-Si, seguro.- Dijo justo antes de parar el coche delante del taller.-Llegamos.

-Muchas gracias Greco, te debo una.

Tras agradecerle, salí del coche rumbo al taller.

-¡Espera Abril! No te he dado mi número. Apunta.

Después de que Greco me diera su número y se marchara, tuve que entrar al taller para que se fuera, me puse a llamar a mi hermano

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Después de que Greco me diera su número y se marchara, tuve que entrar al taller para que se fuera, me puse a llamar a mi hermano.

-Armando, menos mal que no estás dormido.

-Llegaron Yun y Juanjo y ya no pude dormir, estoy preocupado por ti, Abril.

-Bueno, quiero que sepas que estoy en el taller, ¿podrías venir a por mí?

-¿Qué haces en el taller?

-Un nuevo amigo me ha dejado aquí porque le he dicho que mi casa conecta con el taller. No le iba a decir dónde vivimos.

-No te muevas y no salgas del taller, ya voy a por ti.

-Gracias, te quiero.

-¿Qué te traes con ese?- pregunta mi hermano tras un silencio en el coche

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-¿Qué te traes con ese?- pregunta mi hermano tras un silencio en el coche.
-¿Um?
-¿Qué te traes con el comisario?
-Nada.
-Entonces, ¿por qué hace tanto por ti?
-Yo que sé, supongo que por cordialidad. ¿Cómo está Juanjo?- pregunto tratando de cambiar de tema.
-Está mejor, pero va a necesitar descansar. Igual que tú, hasta que se te cure la mano del todo, te quedas en casa sin trabajar.

CigaretteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora