Capítulo VII - Escapada definitiva

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- «¿Dónde está Pino?» - se preguntaba cierto demonio rubio en el bosque.

Tras una hora esperando a su novio, se cansó de quedarse quieto y un millón de terribles cosas que le podían hacer a su Pino pasaron por su mente.

Se elevó y buscó por el bosque entero, pero su Pino no estaba ahí.

Después fue a La Cabaña Del Misterio y vió, aliviado, como su novio estaba en su habitación, sin heridas, leyendo.

Se apareció frente a él, algo enojado.

- ¡Pino! ¿Por qué no fuiste al bosque? Me preocupaste - le reprochó el rubio.

- ¡Bill! Se me olvidó contártelo, estoy castigado. Han cerrado la puerta con llave y la ventana con seguro desde fuera, desde dentro no se puede abrir - explicó el castaño.

- ¿Qué? ¿Por qué estás castigado? - Bill estaba confundido.

- Al parecer porque Mabel está con su drama de que yo provoqué que su novio la dejara y que encima te tenía a ti como amigo, Stan le dijo no se qué de que me iba a encerrar para que pensaras que te había abandonado y otra cosa estúpida - dijo Dipper sin darle importancia exagerada.

- Pino, tu familia está demente. No más que yo, obviamente, pero sí demasiado para humanos con mente tan pequeña - dijo Bill.

- ¡Inútil! ¿Con quién hablas? ¡Como te estés intentando escaquear de tu castigo, te espera una buena! - se oyó la voz de Stanley en el pasillo.

- Volveré después - Bill se despidió de su novio con un rápido beso antes de desaparecer.

Stanley abrió la puerta con las llaves y entró de una patada.

- ¿Con quién hablabas? - le preguntó en tono amenazador.

- Con nadie, tío Stan - le dijo Dipper, calmado pero algo rojo por el beso - Estaba leyendo.

La primera respuesta que consiguió fue una fuerte bofetada que le dejó la mejilla aún más roja, con una marca que dolía.

Las lágrimas empezaron a aflorar en los ojos del menor.

- ¡A mí no me engañas! ¡Como vuelvas a tratar de escapar te encerraré en un lugar donde nadie podrá escucharte gritar! - le amenazó a voz en grito, antes de salir muy enfadado, cerrando la puerta con llave tras él.

Por suerte para su sobrino, se le cayeron las llaves de repuesto y el viejo ni se dió cuenta.

En cuanto notó que Stanley se había ido, Bill reapareció, esta vez en el mindscape para que no les oyeran.

Vió a su Pino en el piso, con la mejilla roja de una bofetada y los ojos llorosos e hinchados.

- ¡Pino! ¿Que ha pasado? - preguntó preocupado, acercándose muy rápido.

Se arrodilló junto a él y le tocó la roja mejilla, la cual brilló en azul y el dolor desapareció inmediatamente.

- Pino. No puedo más con que te odien, con que te maltraten, con que abusen de ti - expresó Bill muy serio - Lárgate de este lugar. Vente conmigo. Yo te daré un hogar, no tendrás que sufrir nada, podrás vengarte de tu familia, de tus tíos, de tu hermana, de Damián.

- ¿Es... Estás seguro? - preguntó Dipper con miedo de que Bill se arrepintiera de su decisión más tarde.

- Totalmente Pino - Bill le dió un lindo beso - Te amo.

- Sí a ti te parece bien... Me iré contigo - Dipper también le dió un beso - Yo también te amo.

- Recoge tus cosas. Volveré por ti en una hora - se despidió el demonio, y de pronto el humano volvía a estar en el mundo real.

Mi Pino [Billdip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora