III

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— Mi esposo y yo hemos sentido como si nuestras familias se estuviesen dividiendo a causa de los rumores

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— Mi esposo y yo hemos sentido como si nuestras familias se estuviesen dividiendo a causa de los rumores...- habló con nerviosismo, la princesa heredera, lo suficientemente alto para que todos los presentes en aquella sala la escuchasen.— Si hemos causado alguna ofensa, me disculpo.

— Nyra,- la llamó, con cariño, su cuñada— somos una familia, no tienes que disculparte por esos tontos rumores malintencionados.

La Targaryen negó con la cabeza y sonrió como agradecimiento por las palabras de la Velaryon. Ahora que Laena y Daemon estaban de regreso en el reino, ya no estaría tan sola, e incluso sentía que podría hacer frente a cualquier desafío que se le presentase por culpa de los verdes.

— Mi hijo Jacarys, heredará el trono de hierro después de mi. Propongo que lo comprometamos con la princesa Baela... por el cariño y confianza que existe entre nosotros, unamos una vez más en matrimonio a nuestras casas.- Hizo una pausa para mirar a los presentes que asintieron.— Dejemos que nuestros hijos reinen juntos.

— Es una propuesta muy acertada- exclamo felizmente el rey quien veía la propuesta de la princesa como una forma de volver a hacer las pases con su hermano menor.— ¿Por qué no también comprometemos a la princesa Rhaena con Lucerys?

— Lo siento, pero me opongo a eso-se apresuró a responder Laenor, irguiéndose en su asiento.— Si bien Lucerys y Valaena son gemelos, ella es la mayor. El reino verá con malos ojos si pasamos sobre ella en la línea de sucesión, sobre todo cuando mi esposa será la próxima reina.

— Mi hijo tiene razón, lo mejor es que comprometamos a Lucerys con Valaena- comentó la serpiente marina, respaldando las palabras de su vástago.

Viserys observó a sus visitantes, aún no estaba convencido con la idea de su yerno, pues prefería casar a su segundo nieto con la hija menor de Daemon, para así volver a intentar unir a su familia con un matrimonio entre su nieta y alguno de sus dos vástagos menores.

 Pero sus proyecto de terminar con la enemistad entre Rhaenyra y Alicent no sería posible si Valaena contraía nupcias con Luke.

— Mi padre y mi hermano tienen razón, mi rey- se aventuró a opinar la Velaryon.— Los dioses los han enlazado desde antes de nacer, ¿quiénes somos nosotros para intentar romper lo que ellos unieron?

El resto de los Velaryon asintieron en silencio, dándole la razón a Laena. El Targaryen mayor, intentó buscar apoyo en su primogénita y en Daemon, pero estos solo se encogieron de hombros, como diciéndole que no podían hacer nada para hacerlos cambiar de opinión. 

Viserys dejó escapar un suspiro de resignación, estaba claro que todos en esa familia se habían encariñado con la niña por lo cual se negaban a casarla con alguien ajeno a su casa.

Tendría que buscar otra forma para reparar la relación entre su esposa y su primogénita.

— Si este es el deseo de ambas casas, les otorgo mi bendición para ambos compromisos con la esperanza de que los Siete nos permitan llevarlos acabo en un futuro.

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