Solitario día

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Camino por los pasillos, embarrado de comida y otros residuos, mis ojos me ardían por el jugo de la basura.

Abro el grifo y empiezo a enjugarme la cara, un chico salió de un cubículo del baño.

–Hoy no fueron tan rudos.–Dijo Azriel, un compañero de clases.

–Estaban de buenas.–Me froto el rostro con agua.

–Siento mucho que te pase eso, deberías denunciarlos con él director.

–No gracias, eso implicaría ir con la psicóloga y eso molestaría más a mi papá.–Me seco con unas toallitas.– ¿Cómo me veo?.–Azriel hace una mueca desagradable.

–Tienes una mancha grande de mostaza en tu camiseta.

–Entonces llegaré a casa antes de que me vea así mi padre.

Estaba corriendo en el patio de la high school escapando de aquellos que siempre me hacían daño; cómo todo un buen introvertido no podía defenderme. Era un perdedor de dieciséis años que no podía defenderme de los acosadores y solo se quedaba en silencio. Por fin salí de aquel territorio infernal, me enfoco en respirar mientras camino lento por la fatiga del maratón que realicé. Ser débil no atrae a las chicas y mucho menos a la chica que deseo, Dios porque sigo pensando en mujeres soy un tipo debilucho, a veces quisiera cambiar cosas de mi, por ejemplo mi estatura crecer dos centímetros más para espantar a esos grandulones que tanto me molestan o reducir mi narizota de mierda que tengo, cualquier cosa que me haga atractivo.

Llego a casa asoleado y sediento, por suerte mi padre aún no estaba en la casa. Voy directo a mi habitación me cambio de playera, prendo la computadora y me pongo auriculares.

7 AM del día siguiente.

Despierto por los golpes de la puerta que produce mi padre.

–Hijo, ya está listo el desayuno.–Mi padre abre la puerta.–Alístate es tarde.

–¿Qué? ¿Desayuno? ¿Cuánto dormí?.– Me pregunto.– Veo el reloj, era real es otro día, dormí más de doce horas, no me preocupo hace días que no duermo bien así que justifico las horas, aunque si me da algo de miedo al saber que dormí tantas horas, recuerdo que apoyé mi cabeza en el escritorio y fue cuando me quedé dormido, ¿Cómo es posible que llegué a la cama y estar envuelto entre la cobija y sábanas, ¿Papá me cargó hasta la cama?

Bajo las escaleras, me encuentro a mi papá en el comedor partiendo un pan italiano en la mesa.

–Papá, ¿A qué horas llegaste a casa?

–Tres horas después de lo habitual, hoy hice turno extra. Cuándo llegué fui directo a tu habitación para cenar pero estabas dormido y mejor no te quise despertar.

–Eso es, ¿Dónde me encontraste en la cama o en el escritorio?

–En tu cama, no te quise despertar te ví con el sueño profundo.

Es extraño, pensé que era papá, en fin, a lo mejor si me fui a la cama adormilado es lo más seguro a la explicación.

–Dices ¿qué te dormiste toda la tarde hasta el día siguiente y tú papa te despertó?.–Dijo Azriel con la boca llena. Es él único chico que le hablaba en todo el colegio, no era un colega o un mejor amigo pero era decente conmigo y yo con él.

–Si exacto, es extraño y más si despiertas en la cama.

–Eres sonámbulo, que miedo.–Le dí la razón.

Suena el timbre (Hora de la salida)

Estaba pasando por el estacionamiento hasta que veo aquellos malandrines de Charly, Fred y Cloe novia de aquel líder de los bravucones, Charly.

–Hey, ¿A quien vemos aquí?.– Se acerca Fred.

–¿Te estabas escondiendo de nosotros?.– preguntó Charly

–Al parecer sí, por eso está tan escondido, lejos de todos.–Respondió Cloe. Esa chica era rebelde, mala, hacía la vida de cuadritos a cualquier estudiante.

Charly me tomó del suéter jalándome hacia arriba, mis pies ya no pisaban el suelo, sin embargo el claxon de un auto pitó varias veces, Charly quitó sus manos de mi suéter perdiendo el equilibrio caigo de espaldas, ellos huyeron dejándome sólo. No supe quién era aquella persona que me salvó de una golpiza o tal vez no sabía que estaba en peligro y solo fue suerte.

Regreso a casa en pie, por culpa de esos vándalos perdí el autobús.

Recuerdo mi niñez tenía una vida tranquila, mi papá a veces tomaba alcohol los fines de semana y eso me gustaba, se ponía alegre y convivía conmigo, jugar fútbol con él era mi pasatiempo favorito, ahora que empecé en la pubertad mi papá se volvió más amargado y ya no bebía alcohol; la última vez que me dijo que estaba orgulloso de mí fue nunca. No me ha demostrado cariño bajo los efectos del alcohol tenía que estar alcoholizado para que conviviera conmigo sin estar quejándose de mí.

Llegué a casa. Me quité la playera sudada, me sumergí en la tina, el agua estaba deliciosamente fría, mi piel sintió un repentino cambio de temperatura, no me importo si eso me hacía daño pero se sentía demasiado bien, aún que sea una vez en la vida.

Minutos después aparece mi papá en la casa.

–Javier necesito que te levantes de la cama y me ayudes arreglar el auto.–Mi momento de paz termino.– Dónde andas, ¿Estás en el baño?.– Se había dado cuenta de que no estaba en mi habitación.– Baja cuando te desocupes.

Estaba alumbrando con una lámpara al motor del auto, mi padre estaba manchado y sudoroso, estaba concentrado en lo que hacía.

–Podrías alumbrarme en esta parte.–Papá me apuntaba en la misma parte dónde esta iluminado.

–Es lo que estoy haciendo.

–Entonces acércate más que no lo haces bien.–Fastidiado hago lo que me pide, pasaron cinco minutos y de nuevo empieza a reclamar.–Dios, es lo único que haces. Cada que mueva mis manos a otra dirección tienes que iluminar el lugar dónde trabajo. ¿Por qué no puedes hacerlo bien?

–Trato de hacerlo, hay lugares que no alcanzo a llegar.–De mal humor cierra el cofre, por poco y machuca mis dedos.

–Lo haremos después, estoy enfadado.

La amargura de papá y el calor del día no era una buena combinación, volví a meterme a la bañera pero está vez sin agua, estaba acostado en la tina. Mis lágrimas se resbalaban a mis mejillas, pensaba en cómo poder cambiar a mí papá ¿Por qué se comportaba así? Desde que mamá murió cambio para mal. ¿Por qué mi mamá tuvo que morir? No pude disfrutarla, solo era un niño de cuatro años que apenas tuvo la oportunidad de recibir el calor de madre, lo peor es que ni siquiera la recuerdo, tengo recuerdos borrosos hacia ella y papá quemó sus fotografías.

Un camino hacia lo desconocido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora