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-¡Disculpe señorita!

Escucho la gruesa voz del hombre con el que había chocado, un par de naranjas rodaron desde las bolsas de compras qué cargaba en ambos brazos. Caminó un paso atrás y miro con reproche al señor, venía distraído y sin notarlo la empujó con su espalda , el hombre se apresuró a coger la fruta y rápidamente la dejo donde estaba antes.

-gracias señor - se inclino ligeramente, pronunció con voz suave y paso de él con rapidez, no le dejo tiempo a decir nada más y con un rápido trote se perdió entre la gente.

El hombre se quedo viendo el lugar por donde la silueta de aquella encantadora mujer se alejó, no alcanzo a ver nada más que sus brillantes ojos azules fijos sobre él fruncidos y preciosos.

-qué bella dama...

*****

Bozteso ampliamente una vez cruzó la puerta de entrada, se quito los zapatos, el abrigo y soltó el bolso de mano donde guarda su ropa de trabajo, lo olvidó todo en la entrada desparramado, sonrio ampliamente al verse finalmente dentro de su hogar, un delicioso aroma invade todo el lugar e hipnotizado fue directo a su origen.

Entro en la cocina, como adora este momento del día, en el cual puede estar completamente seguro de que escogió a la persona correcta, se siente afortunado mientras da un par de pasos dentro del pequeño lugar.

-estoy en casa... - murmuró con alegría rodeando al fin el cuerpo de su preciosa esposa, se apegó por completo hundiendo a la vez, su rostro en aquel suave cuello y subió con suavidad a dejar un beso en su mejilla.

-bienvenido - correspondío con una sonrisa.

-huele delicioso - su voz se mantuvo en aquel profundo y grave tono - ah... Y la comida también...

Soltó una ligera risilla –lava tus manos, la comida está lista.

Zoro asintió y obedeció, se separó y metió ambas manos bajo la llave de agua en la cocina.

-ya estás preparada para nuestro fin de semana especial - comentó volviendo cerca.

-hmm... Puede ser - frunció los labios -  no estoy realmente segura en este momento... - giro sus ojos hacia el peliverde y le dedico una linda mirada.

-¿qué dices amor? - sonrio enternecido, ciertamente aquella muchacha de largos cabellos de oro recogidos en una coleta un poco despeinada lo  veía con un ligero puchero.

-¿me llevaras a comprar lo que acordamos?

-¡lo haré! - respondió rápidamente -

Una amplia sonrisa se formó en esos finos y delicados labios, volvió a lo que hacía y apagando todos los fogones de la cocina se apresuró a coger dos platos.

-Sanji - le llamó alcanzando un poco su muñeca y acogiendo de ella con amor -

-¿hmm?...

-te amo profundamente

Suavizó su expresión y dejando de lado todo lo que hace, volvió donde Zoro quien rápidamente rodeo su cintura pegándola a su cuerpo.

-gracias por amarme... Aunque entre los dos, sabemos que soy quien te ama más - rodeo su cuello y beso sus labios con suavidad.

CRIMEN Y VENGANZA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora