"Después de la tormenta siempre sale el sol." Su abuela solía recordarle esas palabras siempre que algo en su vida se desmoronaba, solo que en ese instante esa afirmación de "todo se arreglara eventualmente" le parecía más un insulto a su inteligencia que otra cosa.
No era predispuesta mente alguien pesimista, le gustaba ver el lado bueno de las cosas pues en su humilde opinión en su mayoría lo tenían. Pero su reflejo casi burlón, mostrándole ojos hinchados y una nariz roja por poco se reía en su cara por su ingenuidad.
Perdío la cuenta de las horas que se pasó llorando abrazado de la única ancla que le quedaba de aquel que se robó sus suspiros y corazón. Lionel aparentemente en su desesperación por escapar de él, olvidó su campera negra. La cual aún conservaba el característico olor a colonia e imborrables memorias.
Por otro lado Lionel, en oposición a lo que Pablo creía no se encontraba en un mejor estado, más bien directamente sería calificado de deplorable. Sus piernas ya adormecidas por caminar varias horas respaldan esto, aunque la calidez que resbalaba por sus pómulos era la prueba infalible, que esta vez la había cagado y en grande.
Muchas miradas curiosas atestiguan lo miserable que se debía ver. Un cuarentón, vagando sin rumbo mientras lloraba desconsoladamente no era la imagen que a su ego le gustaría representar. Pero el dolor de su corazón nublaba cualquier orgullo o siquiera pensamiento racional que se atreviera a cruzar por su cerebro. La luna menguante se coronaba en las cabezas de cualquier valiente que se osara a salir a esa hora, para cuando Scaloni llegó finalmente a su departamento. No sabía como lo hizo, solo pareció salir del modo automático que llevó su cuerpo hasta su cama al ver el techo y la lámpara de su habitación.
Inerte, solo confirmándose que aún seguía con vida por cada pestañeo de sus ojos intentando acostumbrarse a la oscuridad mientras maquinaba y se destruía con el único pensamiento que podía rondar en su cabeza; "Pablo".
Pablo era la luz de sus días, esa pequeña chispa que ansiaba, no, necesitaba para levantarse cada mañana. Su sonrisa natural y optimismo apaciguaba cualquier negatividad que el cargase. No estaba listo para vivir una vida sin eso. Ansiaba sentir los rulos del menor en su nariz cosquilleando con cada abrazo y roce de piel. Sus labios y besos pasajeros se convirtieron en su más profundo anhelo. Simplemente no podía dejar el oxígeno que Pablo se convirtió para sus pulmones, sin siquiera dar pelea.
Analizándolo con detenimiento, no estaba seguro de la verdadera razón por la que reaccionó tan bruscamente. Obviamente era miedo, miedo de no ser lo que su amado merecía. Aunque sobre pensando como de costumbre, por Pablo estaba dispuesto a calcinarse vivó un millón de veces si fuese necesario. Saltaría ciegamente al vacío por tan solo volver a ver una de esas sonrisas sinceras dedicadas para su deleite. Por lo que más que probable, que la explicación de su estúpida acción fuese que lo tomó por sorpresa junto a tantas inseguridades cargadas. Años o décadas que se convencía que Aimar solo lo veía como algún amigo más, ignorando por completo aquel brillo que los ojos contrarios le dedicaban solo a él. Los sentimientos eran correspondidos.
Aquella conclusión inevitablemente sacó una pequeña sonrisa, que no tardó en deformarse en una mueca horrorosa al darse cuenta que lo echó todo a perder por tarado. Amaba a Pablo, y rezaba que esté como mínimo lo apreciara. Se cegó tanto en su plan mental de evitar cualquier sentimiento hacia el menor, que no pudo admirar el tesoro que tenía frente suyo. Entre los tantos defectos que cargaba, equilibradamente también tenía virtudes. Una de ellas era lo terco que podía llegar a ser cuando quería algo.
Pablo, no se movía básicamente de su cama desde hace tres días. Las horas se las pasaba viendo cualquier película horrenda y melosa que encontrase en Netflix, en un intento de recordarse que esas cosas solo pasaban en ficción. Ya erán las nueve de la noche, cuando el timbre lo obligó a moverse siquiera un poco.
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Eclipse -Scaimar-
FanfictionDonde para Lionel, Pablo es como el sol. Y para Pablo, Lionel es como la Luna. -Originalmente subí esta wea a AO3 si prefieren leerla ahi https://archiveofourown.org/works/44648923/chapters/112326586 Y gracias por animarme a unirme a esta demencia...