Té de Manzanilla

I

Aquellos rayos de luz entraban sin ningún pudor por su ventana llegando a posarse en aquella cama donde reposaba un Omega olor a Mango, que se removía de manera desesperada gracias al dolor de estomago que tenia.

No debió haber mezclado un helado de maracuyá con una Torta Ahogada, pero no lo juzguen tenia tremendo antojo de comer que no se detuvo a decidir, solo se lo comió.

Ya eran las ocho de la mañana, y nada, que llegaba Chicha a su departamento..

-¡Me lleva la vrg!, ¿Dónde estás Chicha?- gritó entre quejidos mientras abrazaba su vientre en posición fetal, neta de los netas que estaba a punto de llorar.

El dolor era fuertecito, y el amigo que había hecho apenas hace un tiempo no aparecía.

Chicha fue el primero en contestarle de todos los amigos que había logrado conseguir cuando entró a la Universidad.

Pero no llegaba aún, y él sentía que moría con aquellos retortijones de tripas.

No quería ser pesimista pero ya era difícil pensar algo positivo cuando sentía que su interior estaba siendo desgarrado.

Y entonces escucho como abrían la puerta de su departamento, seguido de su melodiosa voz.

-¡Ya llegué Teton!- gritó desde la planta baja.

Y así como escuchó el ruido entre su sala vio cómo se abrió la puerta de su cuarto, entrando así aquel Omega aroma a Coco.

-¡Acevedo!- gritó al ver al otro Omega temblando y en posición fetal así acercándose bien rápido para revisarlo.

-Javier..- susurró mientras se volvía a quejar y aquellos retortijones se volvían a presentar.

-Estas pero si bien frío, te dije que no mezclaras el helado, voy a hacerte un té de Manzanilla, esos curan todo.

-Llama a la ambulancia, siento que no saldré vivo- le susurró mientras apretaba su mano.

-No me digas mamadas, Carlos, me voy a hacer tú té.