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Miro la escuela enfrente de él, todos entrando y saliendo, los de nuevo ingreso confundidos preguntándose hacia donde ir, los de último ingreso despreocupados.

Algunos de sus ex-compañeros ya se habían acercado a él en el momento en que se bajo del auto de sus padres, lo saludaban, algunos intentaron abrazarlo, le palmeaban la espalda y se reían con fuerza.

Decía cosas como.

"Es bueno verte otra vez."

"Este será tu año."

"Ya te vas a mejorar."

"Lo siento tanto."

"Con ayuda de tus amigos y familia volverás a ser el de antes."

"¿Qué paso con el antiguo Luzu?"

"Tío, pensé que estabas muerto, me alegra verte por aquí."

Cosas así, simples y que algunas lo lastimaban internamente.

Camino lentamente a la entrada, sin ganas, esperando a que algo sucediera y que repentinamente las clases sean canceladas hasta dentro de otro año si era posible.

—. ¡Hombre, Luzu! Sabía que era cierto cuando me dijiste que volverías, buenos días—. Samuel hablo cuando lo vio a medio pasillo, antes estaba hablando con otras personas, a las cuales no identificó.

No dijo nada, solo movió la cabeza a modo de saludo y comenzó a caminar a su casillero. El 35 era su casillero, así que fue así su camino, contando.

"1, 2, 3, 4, 5."

—. Realmente me alegro de que estes aquí, después de todo lo ocurrido...

"15, 16, 17, 18, 19."

. ¡Luzu! ¿Qué haces por aquí? Ya había hecho una apuesta de que no regresabas—. Un golpe de parte de Samuel y un quejido.

"31, 32, 33, 34... ¡Ajá!"

Solo falto una mirada para que todos se alejaran de su casillero, lo abrió y guardo allí las cosas que no usaría hasta después del receso.

Vegetta volvió a hablar, lo miro de reojo y atrás de él alcanzó a ver a Rubén acercándose con Miguel, atrás del primero venía alguien a quien desconocía.

—. Buenos días, Luzu, ¿cómo estas? Gracias por venir este año—. Hablo Mangel con su típico acento de Andalucía, Borja lo miro, de arriba a bajo, se encogió de hombro y cerro su casillero, dio un salto cuando al otro lado de este se encontró el rostro sonriente de David.

—. Que puto susto, tío, estas imbecil—. Se llevo una mano al pecho, su corazón agitado y su rostro reflejaba molestia.

Fargan rió, como si fuera una gran broma, él siempre tenía un sentido del humor activo: —. Lo siento, Lucio, no pensé que te asustaras tanto.

Un silencio. Después un tosido falso, un golpe a Rubius y una mirada entre seria y curiosa de parte de Borja.

—. ¿Qué? ¡Ah! Sí, sí, ya entendí, pero no hacia falta golpearme—. Rubén le dijo en un susurro muy alto al chico desconocido—. Luzu, él es Alexis—. Otro golpe—. Quackity, él es Quackity—. Se corrigió, tan rápido como pudo.

El chico Quackity alzo una mano hacía el castaño oji rojizo, todos miraron expectantes, esperando algún maltrato como cuando trataron de presentarle a Illo Juan.

Pero en cambio, él alzó su propia mano: —. Borja—. Dijo simple, golpeo su mano contra la del niño Alexis, después ambos la cerraron para un choque de puños.

El timbre sonó, Rubius acompaño a Luzu y a Quackity a su salón, que al parecer era el mismo ya que el chico era un año menor que todos.

Borja fue a su antiguo asiento, ya que el primer día no estaban asignados todavía, dejo su mochila en el piso y espero a que la clase comenzará.

Karma ¡Luckity¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora