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Ya se había cumplido una semana desde que TaeHyung había dejado de llorar por las madrugadas y su vecino se encargaba de cantarle hasta hacerlo dormir. Y es que, aquello parecieron ser pequeñas curitas que poco a poco se fueron pegando en su corazón roto del cuál aún parecía débil para latir con regularidad.

Pero de algo de lo que estaba seguro, era que  se sentía mejor. Estaba comiendo con más regularidad y ya no se sentía tan perezoso o negativo como para continuar con su día.

Y a pesar de que aún le dolía el hecho de ver a su ex-novio besarse con cualquiera que pasara por su lado, lo que había hecho solo le recordaba lo irritable e irresponsable que una vez fue con él. Y podría llamarse tonto, pero estaba tan cegado por un amor que solo se mantenía por él que nunca quiso notar lo mal que la estaba pasando.

Aquel día en la universidad se dió cuenta de que sus grandes parches negros que se mantenían debajo de sus ojos, habían desaparecido llevándole una sorpresa grata al rubio.

Ese día luego de terminar con su jornada universitaria, decidió visitar una pastelería cercana al edificio en donde vivía para comprarse algo dulce.

Era una hermosa tarde para consentirse a sí mismo.

Así que con esa idea, decidió ingresar y pedirse una porción de tres de sus pasteles favoritos junto a un café. Salió de allí y caminó unas dos calles más para así entrar al edificio correspondiente.

Y no sabía si era porque estaba muy distraído o estaba caminando muy rápido, pero cuando iba a pasar por la puerta para entrar a la recepción, chocó hombros con alguien que iba a la misma dirección que él, llevándose la grata sorpresa de encontrar a su vecino; JungKook.

Una sonrisa pareció instalarse en su rostro de manera inmediata y automática. Era muy raro coincidir con él y esta era la segunda vez que lo veía en persona.

─── ¿Estás bien? ─── Preguntó este mientras sostenía los hombros del menor, mirándolo superficialmente para ver si estaba herido.

Las mejillas de TaeHyung se sonrojaron ligeramenre y asintió.

Y verlo allí frente a sus ojos, pudiendo sentir su fragancia inundar sus fosas nasales y poder observar con detenimiento su rostro, fue una experiencia totalmente diferente a la primera vez que se toparon.

JungKook dejó caer sus manos, así desaparecieron cualquiera contacto que ambos tuvieron alguna vez, entonces en silencio caminaron hacia el ascensor, ingresando unos segundos después.

Ambos parecían ansiosos por iniciar una conversación o intercambiar palabras. TaeHyung mordió su labio inferior queriendo decir algo y cuando estaba a punto de formular una palabra, un montón de personas entraron al pequeño lugar provocando que se echasen hacia atrás y en unos cuantos segundos, ambos quedaron pegados en una incómoda posición.

TaeHyung tenía su pecho pegado al contrario y su rostro estaba alzado pero sus ojos intentaban no encontrarse con los oscuros de su acompañante por la timidez, la situación lo tenía totalmente sonrojado y avergonzado, notando que no era el único.

─── Eres tan pequeño ─── Susurró JungKook solo para que él lo escuchase, provocando una risilla en el rubio.

─── ¿Ahora lo notas? ─── Susurró alzando una ceja mientras sonreía. JungKook se vió algo sonrojado por la pregunta y asintió con timidez.

El pelinegro tenía la ardua tarea de no mirar tanto hacia abajo porque sino estarían lo demasiado cerca como para que sus narices rozaran, a la par que movía sus manos constantemente puesto que no sabía donde ponerlas.

Poco a poco, el ascensor se fue deshabilitando con lentitud y TaeHyung se separó de él cuando tuvo el suficiente espacio. Solamente eran ellos junto a otras dos personas y ambos bajaron en su piso correspondiente en silencio.

Pero los dos se detuvieron en frente de sus puertas, sin querer entrar.

TaeHyung se dió media vuelta para mirarlo.

─── ¿Te gusta el pastel? ─── Preguntó mientras alzaba la caja de color turquesa que sostenía en una de sus manos.

Y solo faltó eso para que JungKook sonriese y asintiese.

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All I Want Is You ─── KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora