Capítulo 9

1.8K 252 8
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



| Omega hermoso |



¿Cómo puede comenzar a describir el preciso momento en que sus ojos pasaron de Roxana a ese omega de cabellos verdosos?

La primera vez que lo vio, fue cuando su padre lo mando en una expedición en busca de una debilidad de los Vandeleur, quienes se habían negado a dar a su hija mayor en matrimonio a su padre.

Observaba a esos alfas estar tranquilamente disfrutando de las praderas llenas de vida que tenían por territorio, estando confundido por como el mayor dejaba que sus hermanos le hicieran bromas pesadas sin darles un golpe o la alegría que desprendían.

Una cosa que en su hogar no existía, y si llegaba a ocurrir, esta terminaría por extinguirse ante la oscuridad en la que ellos se envolvían desde niños.

Pero, lo vio.

Un niño pequeño que cargaba un pequeño conejo entre sus manos mirando el cielo en silencio, sus cabellos se mecían por el aire y sus ojos parecían brillar, además de aquella pequeña nariz que le daba un aspecto muy tierno.

Un omega de clase pura, algo que no era usual de ver.

Eso, sin ninguna duda, fue lo que le llamo la atención, junto al hecho de que ese niño estaba tratando con mucho cuidado a los animales que se le acercaban, curiosos, sin mostrar alguna señal de querer atacarlo.

Quiso acercarse aún más cuando una dulce fragancia a pay de limón llego hasta su nariz, sacudiendo a su lobezno, quien gruño en su interior, tomándolo completamente desprevenido.

— ¿Uh?

Maldijo en voz baja al darse cuenta de su error, que fue moverse de forma brusca en su escondite, provocando un ruido que atrajo la atención del omega.

— ¿Quién está ahí?

"Si se acerca... tendré que callarlo." Pensó llevando de forma inconsciente su mano hasta donde guardaba un poco de drogas, tal vez si lo llevaba, podrían hacer un trato con la casa Vandeleur.

Tener a esas personas que son considerados como guerreros despiadados, lobos que siguen siendo tan poderosos como los primeros que pisaron ese imperio, sería algo que beneficiaría a los Agriche.

Comprendía por qué su padre había insistido tanto a esa familia, llegando al punto de ofrecer a muchos de ellos en prospecto a matrimonio.

Sin embargo, qué gran impacto se llevó cuando un mapache salió de entre los arbustos para correr a los brazos del peli verde, que se rio de un modo muy tierno ante el movimiento de aquel animal salvaje.

— ¡Señor mapache, regresaste!

No fue capaz de apartar la mirada del menor, que se tiró al pasto, dejando que la bola de pelos se subiera sobre su pecho, soltando algunos ruidos, como si respondiera a sus palabras.

SINNERS | Como proteger al hermano mayor de la heroínaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora