Jugando tras los cristales la vi. Yo tenía solo 8 años, pero a día de hoy, con mis 33, no puedo quitarme su dulce rostro de mi mente. Una niña, preciosa, con las mejillas llenas de pecas y un ligero sonrojo; con el pelo tan rubio como el trigo y los ojos tan azules como el mar. Sin darme cuenta, la vi levantando la mano para saludarme e irse corriendo. Quizá fue un embrujo, o simplemente mi primer amor. Lo que sé, es que nunca pude quitármela de la cabeza, y lo que nunca pensé, era ver anunciada su muerte en las noticias hoy. Asesinada. Arrebatada de la vida que tanto iba a brillar. Arrebatada de sus ilusiones y sueños...y el mundo, arrebatado de su sonrisa.
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Microrrelatos
RandomColección de microrrelatos escritos a lo largo del tiempo con diferentes temáticas.