Capítulo O9.

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Chan cumplió su promesa.

O algo así, porque desde ese día en adelante, ninguno de sus verdugos se le acercó ni le gritó algo en medio del pasillo. A Felix se le hizo demasiado raro en un inicio, dándose cuenta de lo acostumbrado que estaba a que medio mundo le molestara, y eso le hizo sentir mal.

No era bueno haberse acostumbrado a los malos tratos. Realmente le hacía mucho daño a su autoestima, haciéndolo sentir menos y casi como si fuera una basura.

Unos días después, Soobin venía saltando, emocionado.

―¡A que no adivinan! ―dijo, colgándose de Jeongin.

―¿Hiciste una madriguera más grande que la anterior? ―preguntó el conejito.

Soobin se rió.

―¡Casi, pero no! ―Felix notó la forma en la que movía su colita―. ¡Yeonjun me pidió una cita hace unos minutos!

Jeongin se soltó, girándose para mirarlo con una amplia sonrisa de emoción. Felix le dio un abrazo al zorrito, felicitándolo, y Soobin no cabía en sí por la felicidad que estaba sintiendo.

―¿De verdad? ―dijo Jeongin―. ¡¿Cuándo van a salir?!

Soobin puso una expresión pensativa.

―Dijo que para la próxima luna llena ―el zorrito pestañeó―. ¡Le estaba hablando de los conejos en la luna y él insistía en que no había conejos allí! Yo le dije que sí, pero Yeonjun me seguía diciendo que no. Al final, ¡me dijo que cuando fuera luna llena, me enseñaría que no era así!

Felix observó a Jeongin. Jeongin le devolvió la mirada a Felix. Ambos se encogieron de hombros. No sonaba mucho como una cita, pero estaba bien, Soobin siempre era muy positivo y sólo lo animarían para que las cosas resultaran bien.

―¿Y tú? ―preguntó Soobin, hablándole a Jeongin―. ¿Cuándo saldrás con Hyunjin?

―¿Aaaaaaah? ―Jeongin arrugó el ceño ligeramente―. ¿De dónde sacas que voy a salir con él? ¡E-es un lobo! ―el pequeño conejito comenzó a ponerse nervioso de forma repentina―. ¡Va a... a co-comerme!

―Deberías apreciar que quiere salir contigo luego de que lo mearas ―replicó Soobin, antes de quejarse porque Jeongin lo agarró de la cola y se la tiró―. ¡Innie!

―No creo que Hyunjin quiera comerte ―intervino Felix―. Él parece realmente interesado en ti.

Jeongin lo miró con enojo, por lo que Felix se arrepintió de lo que había dicho cuando vio la sonrisa malvada que esbozaba esa pequeña cosa peluda. El conejito era realmente vengativo a veces.

―Chan sí parece interesado en ti ―le dijo, e incluso Soobin sonrió con un poco de diversión―. Te lleva a comer helados y te regala aguacates, ¡no cualquiera hace eso!

―¡Ojalá a mi Yeonjun me diera de regalo conejos asados! ―se quejó Soobin.

Jeongin estuvo indignado el resto de la mañana.

Para la hora de almuerzo, decidieron ir a comer al patio. No les gustaba el comedor, siempre estaba infestado de depredadores molestosos y ellos eran un buen objetivo que acosar. Felix llevó ese día una ensalada, mirando su comida algo desanimado porque él quería comer otra cosa que fuera más rica, pero su mamá le dijo que, si iba a hacer una dieta, lo hiciera bien.

Claro, ¡primero lo engordaba y ahora lo torturaba! Felix iba a emanciparse.

―¡Hola, Chan! ―saludó Soobin, llamando su atención, y la ardillita levantó la vista de su envase de plástico.

Wild chipmunk › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora