cap- 10♦

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Un joven Rubió cenizo de ojos rojos cual carmín, se encontraba siendo perseguido por una joven dama de cabellos rojos de ojos Rubí.

― ¡Bakugō, bakugō espera!

― ¡¿que carajos quieres?! ― la joven dio un pequeño salto por aquel grito del chico cual se encontraba frente a ella. La chica bajo la cabeza junto sus manos quedando completamente en silencio. ― ¿que no puede hablar ahora?

― p-perdon... ― la chica hablaba bajo y entrecortado, debido al grito recibido por el Rubió.

― escucha, somos vecinos, solo por eso vienés conmigo, pero si no ya te ubiera explotado, idiota. ― el Rubió comenzo a caminar nuevamente notando que la chica a sus espaldas seguía inmóvil. ― ¿vas a venir o no?

El chico al no recibir respuesta se acercó a la chica y se agachó un poco, lo suficiente para que sus antebrazos llegaran a la cintura de ella, levantandola sobre su hombro para seguir su camino hacia casa de aquellos chicos.

― oye, ¡o-oye, espera, ¿que haces? Bajame!

― ¿que tal si no quiero hacerlo? ― decía el Rubió sin detener su caminata.

― ¡Bakugō, bajame, idiota! ― la pelirroja comenzo a golpear ligeramente la espalda del Rubió intentando convencer al Rubió de bajarla.

La chica se sentía incómoda en ese momento, pues si, la mano del chico estaba en su trasero, y claramente era incómodo eso, sin contar que personas que pasaban los miraban y eso ponía nerviosa a la chica.

― maldita sea, Bakugō ya bajame por favor.

― ¿por que lo haría, que tanto te molesta? ― el Rubió hablaba sin prestar atención a su alrededor, el cual se entraban personas observando aquella escena.

― ¿no es obvio? ― el Rubió paro de caminar mirando a sus alrededores lleno de gente desconcertada por los actos y palabras del chico. Pero a Bakugō no le importó en lo absoluto, siguiendo su camino como si nada, aún con aquella chica sobre su hombro. ― ¡B-Bakugō, enserio, ya bajame!

― no me importan las demás personas, que hagan y digan lo que quieran pero no me afectará.

Una vez ya fuera de las casas de los jóvenes el Rubió porfin bajo a la pelirroja de su hombro.

― bien, ya me voy, tengo que hacer unas cosas con mi madre. Adiós Bakugō ― la chica fue detenida por el Rubió el cual la sostenía de la muñeca. Este la atrajo hacia el provocando un sonrojo en ella. Agarro suavemente su mentón agachando ligeramente su cabeza para poder besarla.

― nos vemos, tonta.

Cada uno se dirigió a su respectivo hogar, encontrándose cada uno con su madre.

Bakugō

Okinawa

― ¿y bien?

― ¿y bien?

― ¿que?

― ¿eh?


― ¿no pensabas decírmelo?


― ¿cuando pensabas decirme?


― ¿de que carajos hablas, bruja?


― ¿a que te refieres?


― ¿como de que?


― ¿estas tomandome el pelo?

"eres solo mía, maldita" |Katsuki Bakugou y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora