𝟯/𝟯.

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Mis oídos hicieron un click al destaparse dejando de lado la tranquilidad y el silencio típico de un cálido sueño, diciéndole a mi cansado ser que ya era momento de despertar y levantarme de la cama.

Con la pereza carcomiendome acomodé mi cuerpo hacia mi derecha tapando aún más el mismo con las cómodas y frías frazadas que lo cubrían, tratando de calmar el frío que sentía a su vez calar en mis huesos e ignorando por completo lo alterada que se había visto mi existencia y mi alrededor hace unas horas.

Por inercia, mi cabeza rodó junto a mi cuerpo provocando que un tenso y punzante dolor subiera desde mi nuca hasta la parte posterior de mi cabeza haciendo que la misma se sintiese pesada, intenté subir mis manos para sostenerla pero el extraño y doloroso sentimiento de mis brazos pesados me lo impidió. Abrí mis ojos agradeciendo mentalmente a qué la luz de la habitación estuviese apagada, ya que estaba segura de que si estuviese prendida mis ojos no hubieran soportado la potencia de la misma.

De repente un sentimiento de angustia me invadió cuando miré a mi alrededor y me encontré completamente sola en una habitación desconocida para mí. La habitación en sí parecía una habitación de hospital, con la única excepción de que mi cama era la única que se hallaba en la habitación y qué no había ni un solo mueble que mi adormecida vista pudiera captar con claridad con tan solo una mirada. La habitación no tenía ventanas a la vista, las paredes estaban completamente oscuras en sintonía con la apagada luz de la habitación y cuando ví movimiento del otro lado de la puerta, me asusté.

¿Había sido un sueño?

¿Do-ki no me había rescatado y aún seguía en manos de aquel hombre?

Mi mente me decía y me afirmaba que mis pensamientos eran acertados, me hacía pensar que si de verdad fui rescatada el estaría aquí conmigo y no estaría sola.

Moví hacia la derecha la frazada logrando desarroparme y viendo como mi ropa había sido reemplazada por una ropa de hospital y mis sentidos se activaron.

¿Era tan loco como para fingir que me había llevado a un hospital?

¿Me había visto en ropa interior?

Esforzándome tanto como mi agotado cuerpo me lo permitió me senté en la cama jadeando cuando un dolor recorrió el dorso de mi mano izquierda y cuando volví la mirada, vi ante mis ojos como con devoción una bolsa llena de sangre estaba conectada a un transparente tubo pintado de rojo que a su vez se conectaba con el dorso de mi mano.

Suspiré.

Debe ser un hospital.

Estás a salvo.

Nadie te hará daño.

Eso era lo que me decía una parte de mis pensamientos, mientras la otra decía lo contrario y renegaba de las creencias de su contraparte.

No seas estúpida, él mismo pudo haber creado todo un escenario con el objetivo de hacerte caer en confianza y tomarte desprevenida en ese momento. ¡Zas! Y terminas en el río han. ¡Reacciona imbécil!

Odiaba ese lado sarcástico que invadía mi mente en los momentos como estos.

Me levanté sosteniendo el tubo de goteo intravenoso con mi mano izquierda y a pasos lentos caminé hacia la puerta de entrada.

Arrugué mi rostro al sentir como mi peso corporal se sentía más intenso a tal punto que mientras caminaba sentía como si mis pies no tuvieran piel, y en cambio, estuviese caminando sobre los mismos huesos. Es tan doloroso.

Tomé la perilla de la puerta y abrí la puerta con suavidad apretando los ojos rápidamente al sentir la luz penetrar en los mismos, a su vez unos cálidos brazos rodeaban mi cuerpo colocando mi rostro contra un firme pecho que latía desenfrenado en mi oído.

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⏰ Última actualización: Apr 16, 2023 ⏰

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𝗧𝗢 𝗬𝗢𝗨𝗥 𝗥𝗘𝗦𝗖𝗨𝗘 | 𝗧𝗔𝗫𝗜 𝗗𝗥𝗜𝗩𝗘𝗥. (𝗧𝗛𝗥𝗘𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora