El sol aún no salía pero ya estaba despierto y no pensaba volver a dormir, al menos no esta noche, las pesadillas se han vuelto más y más frecuentes, pero lo que realmente me asusta es no saber que sueño, despierto sin aire, con un sudor frío y un dolor en el pecho como si me acabasen de apuñalar, pero despierto sin nociones de aquello que me aterra tanto. Abrí la ventana que daba hacía la calle, avancé para encender la luz por el interruptor, el titilar de la lampara me molestaba mucho en un principio pero ya llevó bastante tiempo sobreviviendo en este lugar y terminé por acostumbrarme. Me senté en el suelo y fijé mi vista en aquel cielo nocturno cubierto de humo y sin ninguna estrella, me mantuve absorto en esquivar mis pensamientos mientras observaba...
—Te necesito papá...—, pensaba en Giovanni muy seguido, el que ya no este en mi vida es una herida que no he podido sanar nunca, me llevé las manos al rostro pensando en que quizá podría llorar pero fue inútil, ni siquiera un atisbo de lágrimas se presentaron en mis ojos. Sentí el roce de la correa de cuero oscuro del reloj y una débil sonrisa se intento asomar en mis labios— Solo queda subir ¿Verdad?
Me levanté del piso apoyándome sobre mis rodillas, el piso en el que vivía estaba hecho un desastre, estaba sucio, había basura en todos lados y la mayoría de mis cosas continuaban en las cajas apiladas contra una pared desde que llegué. Saqué una bolsa de basura del mueble y comencé a limpiar, tardé más de lo que creía en recoger toda la basura, pude ver varias manchas en el suelo y en algunos muebles, algunas eran de tabaco, otras de comida que hace mucho tiempo debe haber caído. Luego de llenar dos bolsas de basura comencé a barrer, no tenía una aspiradora por lo que quitar el polvo iba a ser mucho más tedioso, pero coloqué un poco de música y me puse a trabajar. Para cuando terminé el sol ya se encontraba en lo alto del cielo, no tenía trabajo o que ir a estudiar así que realmente no importaba la hora. Estaba cansado y tenía hambre por lo que busqué entre la poca comida que me quedaba en la nevera, habían sobras de comida congeladas por lo que las saqué y continué limpiando, lavé la loza y los muebles mientras la media chuleta y unas cuantas papas se descongelaban en el lavaplatos.
El espacio a mi alrededor se veía completamente distinto, si bien estaba lejos de ser bonito o cómodo al menos ya no parecía una pocilga, lo siguiente era ordenar las cosas que tenía entre mis cajas, gran parte de mi ropa ya la había sacado, por lo que comencé con las cajas que se mantenían cerradas, busqué un cuchillo y corte la cinta de una para abrirla, habían varios libros apilados, la mayoría eran novelas de fantasía y las fui sacando una a una con extremo cuidado, estos libros han sido mi vida durante mucho tiempo siempre fue el escape de una realidad que me desagradaba. No tenía un librero por lo que los fui acumulando sobre la mesa luego de cerciorarme que esta estuviese limpia, era otra cosa que agregar a la lista de cosas que comprar necesitaba un mueble para poder guardar mis tesoros como se merecían.
Caminé hasta la siguiente caja y repetí el proceso, encontré mis cafeteras lo cual incrementó la sensación de vacío en mi interior, todo esto me recordaba la vida que perdí, un tiempo donde no me faltaba nada y las cosas iban bastante bien. Las llevé una a una a la cocina, no tenía espacio para guardarlas todas entre los muebles por lo que varias quedaron sobre el pequeño mesón en el que cocinaba, tendría que moverlas de vez en cuando y tener la precaución de no botarlas mientras las muevo. Al final de la caja encontré este diario, realmente no pensé que me dolería tanto volver a abrirlo y debo admitir que hubo un punto en el que tampoco quería escribir, pero la tentación de leerlo me ganó y por lo mismo es que he vuelto a utilizar la tinta que queda en mi corazón. Hoy estamos a 12 de abril pero también he escrito de mi encuentro con Carlo ayer. En el resto de las cajas no hubo nada que importara realmente además de esto, a excepción claro de una foto en Hope, me pregunto cómo seguirán todos en Portland, la última vez que nos vimos no fue la mejor y siento que los demás solo se enojaron más, quizá haber escapado a Italia fue un error, quizá el haber vuelto a Portland luego de eso también lo fue...
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Amor y una taza de café
RomansHace cuatro años Marhen Baltoff había intentado escapar de su vida para mantener una promesa que hizo, lo que nunca imaginó es que por cumplir esta promesa terminaría solo en una gran ciudad, sin un trabajo y con sus sueños quebrándose cada vez más...