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CANSADA
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         Las imágenes ya no eran tan claras, pero reconocería aquel rostro donde fuera que estuviera

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         Las imágenes ya no eran tan claras, pero reconocería aquel rostro donde fuera que estuviera. Los recuerdos la habían llevado hacia él; a su querido y favorito humano.

        Había sentido la alegría pura después de días cuando vio aquellos enredados cabellos castaños, rubios en realidad, pero que eran más oscuros por la suciedad. Pero rápidamente todo sentimiento bueno cambió cuando visualizó las llamas, y luego las plegarias de los Metkayina.

        Los Avatares estaban cerca. Muy cerca.

         Empapada de sudor, se levantó de golpe. Despertando en el proceso a Neteyam, al tener este su agarre en su cintura.

        —Ellos vienen—soltó ahogadamente mientras trataba de regular su respiración en un intento vago de calmarse—. Ellos vienen, Ma'teyam.

        La desesperación se adueñó de su ser y su mente no pudo pensar adecuadamente al sentirse muy abrumada. Se sintió tan desesperada que no dudó en ir hacia Neytiri.

        Neteyam se movió tras de ella sin saber el motivo de su angustia, pero aun así desplazándose junto a ella para tratar de calmarla en sus brazos.

       —Los enemigos están buscando en las islas.

        Y el caos se armó dentro de ese pequeño marui, ignorantes que el amanecer se alzaba sobre ellos. Tiempo atrás un "Debemos confrontar al enemigo" hubiera salido de sus manos, pero cómo podía decir aquello cuando estaba cien por ciento segura que Neteyam iría con ella hasta el fin de las guerras.

        Moari se calló por primera vez y no replicó ante la decisión que Jake Sully tomaría.

        —Nos quedaremos aquí hasta que Tonowari nos informe que nos están buscando.

       Los recuerdos siguieron atacando su mente. Unos mucho más dolorosos que otros. Pero después de meses teniéndolo, había aprendido a ocultar el desagrado y dolor que le provocaba para no preocupar a su esposo.

|Disturbia| Neteyam Sully ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora