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Franco y Sarita se encontraban sentados en la terraza de la hacienda Elizondo, disfrutando de la tranquilidad de la noche. El cielo estaba lleno de estrellas y la brisa fresca les acariciaba el rostro.

Franco: (suspira) Esta noche es hermosa.

Sarita: (sonríe) Sí, lo es. (Mira a Franco) Y es aún más hermosa gracias a que estás aquí conmigo.

Franco: (le sonríe) Eres una poeta, Sara.

Sarita: (ríe) ¿Por qué lo dices?

Franco: (le toma la mano) Porque siempre encuentras las palabras perfectas para describir lo que sientes.

Sarita: (se sonroja) Gracias, Franco.

Franco: (la mira a los ojos) No tienes que agradecerme por decir la verdad.

Sarita: (lo mira intensamente) ¿Y tú? ¿Nunca te has sentido inspirado por la belleza de la noche?

Franco: (la mira y sonríe) Lo único que me inspira eres tú, mi amor.

Sarita: (se acerca a él) Me haces sentir cosas que nunca antes había sentido.

Franco: (la toma en sus brazos) Yo también, Sarita. Contigo todo es diferente. La vida se siente mucho más magica cuando estoy a tu lado.

Sarita: (lo besa apasionadamente) Te amo, Franco.

Franco: (la besa) Yo también te amo, mi amor.

Se separan lentamente, mirándose a los ojos.

Sarita: (suspira) ¿Alguna vez te has preguntado cómo sería nuestra vida si las cosas fueran diferentes?

Franco: (la mira confundido) ¿A qué te refieres?

Sarita: (baja la mirada) A que siempre hemos sido dos mundos diferentes, Franco. Tú vienes de un mundo de violencia y dolor, y yo vengo de una familia de clase alta. A veces siento que no pertenecemos juntos.

Franco: (la toma del mentón y la hace mirarlo) Sarita, yo te amo por quien eres. No me importa de dónde vengas o lo que hayas hecho en el pasado. Para mí, solo importa el presente y el futuro que construiremos juntos.

Sara: Te amo, Franco. Eres el hombre más maravilloso que he conocido.

Franco se inclinó hacia ella y la besó con pasión, mientras la tomaba en sus brazos y la acercaba a su cuerpo. Sara respondió con intensidad, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y entregándose por completo al beso.

Después de unos minutos, se separaron jadeando, con la mirada aún fija en los ojos del otro. Franco acarició suavemente el rostro de Sara y le susurró al oído: -No puedo esperar para pasar el resto de mi vida contigo, mi amor.

Sara sonrió y lo abrazó con fuerza. -Ni yo puedo esperar, Franco. Eres mi vida y mi todo.

Se quedaron abrazados por un momento más, disfrutando de la calidez del sol y de la compañía del otro. Era un momento de paz y felicidad, que sabían que guardarían en sus corazones para siempre

Mientras seguían abrazados, Sara acarició suavemente el cabello de Franco y lo miró a los ojos con ternura. -Franco, ¿sabes qué es lo que más amo de ti?

Él la miró con curiosidad. -¿Qué es?

-Aunque amo todo de ti, lo que más admiro de ti es la manera en que la supiste crecer como persona. Se necesita mucha valentia para decidir cambiar por completo tu estilo de vida. Eres el hombre más valioso que conozco, Franco.

Franco se sintió conmovido por las palabras de Sara y la besó con suavidad en los labios. -Gracias, mi amor. Todo lo que soy es gracias a ti. Me has enseñado a amar de verdad y a ser un mejor hombre.

Sara sonrió y le tomó la mano, llevándola a su pecho. -Todo esto es tuyo, Franco. Mi corazón, mi alma y mi cuerpo. Todo lo que tengo te lo doy con amor y confianza.

Franco se acercó de nuevo y la besó con pasión, mientras la tomaba en brazos y la llevaba a la cama de la habitación contigua. Allí, entregados el uno al otro, demostraron una vez más la pasión y el amor que sentían el uno por el otro. Sabían que nunca se cansarían de amarse y de luchar por su felicidad juntos.

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𝕥𝕨𝕚𝕥𝕥𝕖𝕣: @𝕤𝕪𝕗𝕗𝕚𝕔𝕤_

𝕞𝕚𝕟𝕚 𝕙𝕚𝕤𝕥𝕠𝕣𝕚𝕒𝕤 𝕕𝕖 𝕤𝕒𝕣𝕚𝕥𝕒 𝕪 𝕗𝕣𝕒𝕟𝕔𝕠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora