La Boda

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La boda de Fatu con Babakar había llegado. Antes de ir a la mezquita se encuentran mujeres festejando el pronto matrimonio y fotógrafos y videografos inmortalizado ese momento en la casa de Fatu, la mayoría está en su habitación ya que ahí es donde se encuentra la novia, Fatu, sentada en su cama llena de adornos y regalos. Entre esas mujeres se encontraba Djenaba observando cómo la gente festejaba que su amada se iría con otro hombre.

Ya ha llegado el momento de ir a la mezquita para islamicamente llevar a cabo este matrimonio. En ese momento sólo quedan la novia, Fatu, y Djenaba en una habitación. En ese momento Fatu empieza a llorar desconsoladamente. "No quiero casarme con él", susurró entre lágrimas mientras se apoyaba en el hombro de Djenaba, quien la miraba con preocupación y trataba de calmarla. "¿Qué pasa, Fatu?", preguntó Djenaba. "No puedo hacer esto. No quiero casarme con Babakar. No es lo que quiero para mi vida", respondió Fatu, con la voz temblorosa y los ojos llenos de lágrimas, las dos chicas se quedan abrazadasen silencio llenas de dolor hasta que venga alguien a buscar a la novia para llevársela a la mezquita.

Más tarde, en la mezquita, Fanta, la abuela de Fatu, se acercó y comenzó a hablar con Babakar. "Deberías haber traído a un imán diferente, como te dije. Lamine habría entendido nuestras tradiciones", le reprochó Fanta. "No es mi culpa, no sabía que iba a ser un problema", respondió Babakar con frustración.

Mientras tanto, el imán Mustafa se acercó a Fatu para hablar con ella. "¿Estás segura de que quieres casarte con este hombre?", preguntó Mustafa, preocupado por la tristeza que veía en los ojos de Fatu. Fatu no le llego a decir que no pero con sus lagrimas que fueron fruto de como rompió a llorar,el iman entendio que aquella joven no queria casarse.

Mustafa asintió con aprobación y se acercó a Babakar y Fanta para hablar con ellos. "Este matrimonio no puede continuar si una de las partes no está de acuerdo", explicó Mustafa. "Es contra las tradiciones islámicas consumar un matrimonio si una de las partes no lo desea".

Babakar se enfureció ante la decisión del imán, pero no podía hacer nada para cambiarla. "Esto es un desperdicio de tiempo y dinero", se quejó, mirando a Fatu con rabia.

Djenaba se encontraba en la mezquita, observando cómo la situación se volvía más tensa por minutos.

Fanta, por su parte, culpaba a Djenaba, segun ella, por haber desecaminado a su nieta. "Si no fuera por ella, todo habría ido según lo planeado", se quejó Fanta.

A pesar de estar interesada en Fatu y en su relación, permanecía en silencio, sin decir ni una palabra. Parecía estar en una posición difícil, y las emociones parecían estar mezclándose en su cabeza.

Mientras Fatu lloraba y se resistía a casarse con Babakar, Djenaba estaba allí, sin intervenir, simplemente observando y tomando nota de todo. No estaba claro si estaba reprimiendo sus propios sentimientos o simplemente mostrando respeto por la tradición y permitiendo que las cosas siguieran su curso natural.

Después de que la ceremonia fue anulada por el imán, Djenaba se acercó a Fatu con cautela. "¿Estás bien?", preguntó en voz baja. Fatu simplemente asintió, sin decir una palabra. Djenaba no quería presionarla, pero quería que supiera que estaba allí para ella.

Fue entonces cuando Fanta, la abuela de Fatu, apareció y comenzó a culpar a Djenaba por haber interferido en la boda. "¿No tenías nada mejor que hacer que tratar de arruinar el día de mi nieta?", preguntó con rabia. Djenaba bajó la cabeza, sintiéndose culpable e impotente. No sabía cómo responder, así que se quedó en silencio mientras Fanta la regañaba.

A medida que el día llegaba a su fin y todos se iban a casa, Djenaba todavía estaba preocupada por Fatu. Sabía que esta no era una situación fácil para ella, y se preguntaba cómo iba a manejar todo esto. No sabía si alguna vez volvería a hablar con Fatu después de lo sucedido, pero al menos sabía que había estado allí para ella en ese momento difícil.

Fatu estaba sentada en su habitación, con la mirada perdida en el vacío. No había hablado con nadie desde que había llegado a casa después de la ceremonia en la mezquita. Se sentía confundida y abrumada por las emociones que sentía. La tristeza, la desesperación, el miedo y la confusión se mezclaban en su mente, haciéndola sentir atrapada y sin salida.

No tenía ganas de hacer nada, ni siquiera de comer. No había tocado la comida que su abuela le había dejado en el velador hacía horas. Pero ella no podía culpar a nadie, después de todo, había tomado una decisión difícil. Se sentía dividida entre sus propios deseos y las expectativas de su familia y comunidad.

Fatu sabía que había hecho lo correcto al no casarse con Babakar, pero no podía evitar sentirse culpable por las consecuencias de su decisión. La tradición y las expectativas de su abuela la habían llevado a una encrucijada difícil, y ahora se sentía más sola que nunca

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