Madrid, 27 de Enero de 2018
El bullicio de la gente hablando por sus teléfonos, andando tan rápido como sus piernas puedan soportar es común en las mañanas. Especialmente en las capitales.
A pesar de ello es algo a lo que nunca me acostumbrare, a no parar en mi camino, cerrar los ojos y respirar, disfrutar del ruido de la inmensidad y del caos.Sigo mi camino hasta la parada del metro más próxima a mi hogar, meto la mano el bolsillo derecho de mi vaquero, a medida de la voy deslizando noto migas tal vez de pan, o quién sabe quizás de algún clinex que lave con el pantalón. Noto algo rectangular que agarró con mi dedo pulgar y índice.
El "clic" de la máquina me hace saber que la tarjeta ya pasó, no me molestó en guardarla en el bolso y vuelvo a meterla al pantalón, esta vez su sitio es el bolsillo izquierdo delantero. Pues luego tengo que hacer un trasbordo hasta mi puesto de trabajo.
-Buenos días, Javier. Saludo al guardia que se encuentra en la parada de Cuzco.
-Buenos dias, señorita Clara, pensé que hoy se le habían pegado las sábanas.
Correspondo su broma con una suave carcajada, a la vez que sigo andando hacia las escaleras mecánicas que bajan al andén.
-De momento no me ha tocado el Gordo, asi que me toca seguir trabajando. Le contesto a punto de que mi pie se pose encima del primer escalón de la escalera.
El camino hasta el andén es corto una vez bajas las escaleras, debes acordarte de girar hacia la derecha. Si sigues recto conseguirás el efecto contrario y acabarás en el tren incorrecto.
Una vez llegó veo un sitio en uno de los bancos, al sentarme es siempre la misma sensación, están fríos. Pongo mi bolso encima abrazandole con las manos y espero al tren. En el panel marca dos minutos.
Cuando llega no me queda más remedio que ir de pies, es normal. Entre semana hasta que no llegamos a la tercera parada, Nuevos Ministerios no hay asientos disponibles, generalmente.
Una vez pasamos llegamos a la tercera parada, me siento en uno de los sitios que dejan disponible una de las personas que acaba aquí su trayecto, el resto del viaje pasa tranquilo y silencioso. Al llegar saco mi pase de metro nuevamente, y le pasó por el lector hasta que escucho de nuevo ese "clic", esta vez si guardo el pase en la cartera hasta dentro de unas horas no le necesitare.Me acomodo bien mi bolso y mi fiambrera, y emprendo camino hacia el hospital de Móstoles donde trabajo.
Termino mi turno a las tres, y hago el camino que hice para llegar invertido, para llegar hasta mi casa. Al llegar un olor a arroz teriyaki inunda nuestro pequeño salón
Samuel está tan concentrado que ni siquiera se da cuenta de mi llegada.
Le abrazo por la espalda y le doy un beso en medio de sus escápulas.-Te he echado de menos. Digo con una sonrisa mientras que se gira sobre si mismo.
-Yo tambien, amor. Me sonríe mientras que deposita un beso en medio de nuestros labios. Pon la mesa, esto enseguida está.
Saco un mantel y le acomodo en la mesa junto con los cubiertos, platos y vasos. Paso por al lado de Samu, para llegar al grifo y rellenar una jarra. Sirvo ambos vasos con agua y dejo lo restante en medio. Una vez está la comida ambos nos sentamos en la mesa.
-Reserve está noche en el Italiano de la esquina. Hoy es nuestro aniversario y Samu tiene una obsesión con todo tipo de comida italiana.
Cuando oye eso a Samuel se le pone una sonrisa de oreja a oreja, que remarca ese oyuelo que tiene en el lado derecho de su comisura. Que a su vez remarca más esa sonrisa alineada y sus gruesas cejas castañas.
-Vaya si sabes hacerme feliz. Por cierto llamo mi hermano vendrá la semana que viene con Andrea.
-Vale, recuerdamelo el fin de semana para limpiar el estudio para que duerman. La verdad que más que como estudio le utilizamos como trastero el piso no es muy grande tendrá unos cincuenta metros cuadrados. Para nosotros nos basta, y habíamos hablado de cuando quisiéramos agrandar la familia volver a la tierruca. Aunque por ahora no tenemos pensado hacerlo, puede que llevemos seis años juntos, pero somos jóvenes todavía. Samu tiene veintitrés y yo veintidós, así que es pronto para pensar en niños y en matrimonio.
-Lo intentaré, pero no prometo nada. Se ríe y me guiña el ojo.
-No tienes remedio. Me voy a echar una cabezada.
-Yo tengo que terminar unos cuantos informes. Él es policia, acaba de sacar una plaza. Siempre fue muy buen estudiante no dude ni un segundo que lo consiguiera, es muy obstinado, y eso muchas veces es una ventaja. Nos mudamos a Madrid por él ya que sacó aquí su plaza, yo trabajo como enfermera y tengo trabajo en casi toda España en el sector, por lo que cuando él se propuso opositar yo le apoye y le dije que le acompañaria a donde fuera. Por suerte a el poco de venir a la capital a mí me llamaron del hospital en Móstoles. Me pilla un poco lejos de casa, pero eso en Madrid no es problema con las comucaciones que tiene.
-Despiertame en una hora, que tengo que arreglarme. Hoy es nuestro aniversario y vamos a cenar por ahí, aunque es Martes nos viene mejor cenar hoy, ambos trabajamos a turnos. El libra mañana y yo trabajo de noche, así que no hay problema por volver tarde hoy.

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Lagunas de memoria
RomansaNunca me gustaron las matemáticas, siempre me parecieron frias, calculadoras. Sin embargo son honestas, quieras o no escucharlas. Alrededor de ochenta y nueve mil personas sufrirán accidentes graves o mortales en la carretera, supongo que este dato...