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Día 01: Gangster/Mafia.

Erik Lehnsherr es el líder de una poderosa mafia que controla gran parte de la ciudad. Sí, heredó el negocio de su padre, pero Erik ha trabajado duro para expandirlo aún más.

Por otro lado, Charles Xavier es el líder de una mafia rival. Erik siempre pensó que ese maldito niño rico nunca llegaría a estar en donde Erik está. Es bien sabido que el cartel que heredó Charles, ni siquiera lo administra el hombre, demasiado ocupado metiendo personas en su cama cada noche que sale de fiesta. Viviendo la vida como si fuera la última, con excesos y siempre, siempre al límite.

Charles y Erik eran una especie de "enemigos jurados", se habían visto envueltos en una sangrienta guerra durante años. Sus encuentros siempre habían sido violentos y brutales, sin embargo, todo cambió una noche cuando Erik y Charles se encontraron por casualidad en un bar. A Erik le gusta llamarlo el punto de quiebre.

Erik estaba sentado en la barra, disfrutando de una bebida, cuando Charles entró en el bar. Se detuvo en seco al ver a su rival sentado allí, y ambos hombres se quedaron mirando durante un momento incómodo.

—Hey —inició Charles, con una sonrisa a la mitad. El hombre estaba ridículamente ebrio y sonrojado, con la ropa desaliñada y su respiración de labios rojos agitada.

El muy bastardo estuvo teniendo se...

—Piérdete, si no quieres una maldita bala entre tus cejas —respondió Erik con mala cara, tomando un largo trago de su bebida después.

Charles no le hizo caso y tomó asiento justo a su lado, dejando caer su cuerpo torpemente sobre el banco.

—Alguien es un aguafiestas —susurró Charles sarcástico —. Apuesto a que no sabes cómo divertirte.

Erik frunció el ceño otro poco más.

—Mejor cuida tu boca.

Charles sonrió ampliamente, con su mirada brillante en picardía, antes de decir:

—¿Por qué? ¿Tienes planeado usarla?

Erik apretó la mandíbula hasta que sintió un ligero dolor de cabeza, su paciencia estaba al borde.

Ekelhaft —escupió Erik, con desagrado y una mueca infeliz en los labios. Repugnante.

La ofensa provocó una risa alegre en Charles Xavier.

Ich weiß, dass du mich liebend gerne ficken würdest —contestó Charles con su mejor acento alemán y una mirada retadora.

Erik no demostró su asombro por el manejo del idioma de Charles, pero debe admitir que nunca creyó que el hombre supiera hablar su propia lengua. Y menos que se atreviera a decir: Sé que te encantaría follarme.

Los dos hombres se miraron el uno al otro durante largos minutos, esto era la guerra. Retarse a hacer cosas inusuales era su mayor diversión, así demostraban quién de los dos era el mejor. Al final de la noche y con media botella de licor en su organismo, Erik aceptó el reto, y llevó a Charles a su casa.

La tensión sexual entre ellos era palpable, y cuando finalmente llegaron a la casa de Erik, se besaron apasionadamente sin percatarse del mundo exterior, dejándose consumir por el fuego de su deseo. Los dos hombres se desnudaron rápidamente y cayeron en la cama, explorando los cuerpos del otro con sus manos y bocas.

El sexo entre ellos fue apasionado y feroz, como si estuvieran tratando de demostrarse algo el uno al otro. Pero también hubo una dulzura inesperada en sus movimientos, como si estuvieran descubriendo algo nuevo y emocionante juntos. Tal vez años de luchas y odio mutuo les empezaron a pasar factura. Toda la frustración que sentían la descargaron justo en esos momentos, en forma de besos y mordidas, en caricias y rasguños.

《 Cherik Week - 2023 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora