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-Buenos días querida, toma asiento ya esta listo el desayuno

-Gracias tía, huele muy bien - le di una pequeña sonrisa.

Me senté y serví la comida mientras ella terminaba de cocinar lo demás.

-Cariño que bueno que bajas, ya esta el desayuno ven y sientate - habló mi tía viendo hacia las escaleras, voltee para verlo bajar, tenia esa sonrisa tan radiante que me fascinaba, se veia tan guapo como todos los días.

-Huele riquísimo cielo, buenos días mi niña - me abrazó por detrás para darme un beso en la cabeza.

-Buenos días, tío - le sonreí para que después él me soltara

Miré como iba con tía para darle un beso en los labios, esto hizo que se me oprimiera un poco el corazón, bajé la cabeza - quisiera ser ella - apreté el mantel entre mis manos.

-¿Te pasa algo mi niña? - voltee a verlo, estaba recargado en la barra al lado de la estufa.

-No es nada, solo me perdí un poco en mis pensamientos - le dediqué una pequeña sonrisa, lo escanee rapidamente con la mirada, dándome cuenta de que tenia esa típica erección de la mañana que sobresalía de su pijama a cuadros - ¿eso podria entrar en mí? Se ve algo grande - bajé la cabeza nuevamente pero esta vez por vergüenza, llevé otro bocado a mi boca para terminar mi plato.

No se desde cuando comencé a sentir más que un amor de familia por él, pasaba toda la semana en su casa solo los fines de semana los pasaba con mis padres ya que trabajaban mucho y no podían dejarme sola a si que de lunes a viernes estoy con mi tío y su esposa, incluso hay un cuarto solo para mí con todas mis cosas, ellos me llevan a la escuela, me cuidan... y antes de que piensen que mis padres son unos irresponsables ellos me llaman todos los días dos veces por día y les dan dinero a mis tíos para cubrir cualquier gasto que yo les haga, su trabajo les consume mucho tiempo en cambio el de mi tío le daba tiempo libre todos los días.

Ellos no han podido tener hijos, muchas veces me han dicho que yo soy como la hija que no han podido tener, para ellos es un placer cuidar de mí.

Tío es alto, guapo, joven, de cabello negro, piel blanca y delgado, era el hermano menor de mi madre por ocho años, en este momento tiene veintiséis y yo catorce.

A veces pienso en seducirlo de cierta manera pero no se como empezar o que hacer, el rechazo forma un gran letrero en mi cabeza.

-¿Y si ya no quiere que este aquí? ¿Y si me odia y no quiere que me acerque más a él? -

La imagen de su esposa me pasaba por la cabeza al tener esos pensamientos, no era justo que yo pensara en eso, nunca me hizo nada, siempre me a tratado bien.

Quería saber que se sentía estar con un hombre, yo era virgen, me estaba guardando para él, quería que fuera él el primero en mi vida, no había dado nisiquiera mi primer beso, los chicos de mi edad se acercaban a mi, yo no era fea pero los rechazaba a todos, era toda una inexperta en cuanto a la sexualidad, solo sabia lo básico y hasta cierto punto era algo inocente para mi edad, a parte de que aun no tenia mi periodo, mi madre y tía dijeron que era algo normal y que vendría a su tiempo.

-¿Como se sentirá tener sexo con él? ¿Dolerá? ¿Él podrá hacer algo para que no lo haga? ¿Será muy grande? Cuando se le marca en la ropa parece que si -

En este momento quería intentar algo, se encontraba sentado en la mesa de la cocina y mi tía había salido a visitar a sus papás, tomé mi libreta de matemáticas, busqué algunas ecuaciones en internet, las copié y bajé las escaleras.

-Tío, ¿estas muy ocupado? - dije con timidez abrazando mi libreta, observé unos planos sobre la mesa.

Levantó la cabeza - para ti nunca mi niña, ¿qué necesitas? - dejó de lado lo que estaba haciendo para formar esa sonrisa tan hermosa.

Sexo sin fin {Endless Sex}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora