Puertas abiertas.

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Esta es la historia de dos compañeros de estudio, Cesar y Pepe, ambos oriundos de un pequeño pueblito del norte de Santa Fe, llamado Las Tocas. Estos grandes amigos compartían un sueño, terminar el colegio e ir a estudiar y vivir a la gran ciudad, para consagrarse como grandes meteorólogos.Así sucedió, se anotaron en la facultad y emprendieron viaje a la ciudad de la furia. Alquilaron un departamento en conjunto, y allí su sueño de comprender el clima comenzó a cobrar vida; pero claro, nada es tan sencillo como parece, la convivencia tiene sus bemoles, y al igual que existen días cálidos, también existen los chubascos y las tormentas fuertes.El departamento era cómodo para dos convivientes, ambos eran personas ordenadas, pero Pepe tenía una particular manía, le gustaba que todas las puertas de todos los muebles estén abiertas de par en par: Para ver lo que se ocultaba o guardaba detrás de ellas, -decía-, salvo la heladera por supuesto, y por el solo motivo de evitar su rotura. Para Cesar este T.O.C fue toda una sorpresa. El día de la mudanza notó que la puerta del ropero estaba completamente abierta todo el tiempo, lo que obstaculizaba el ingreso a la habitación. Las puertas del bajo mesada impedían el paso a la cocina, y así con cada puerta del mobiliario. Además, esta peculiar costumbre de su compañero de estudio, en cierta forma, obligaba a Cesar a mantener el orden dentro de todos los muebles del nuevo hogar, ya que todo quedaba a la vista.El día siguiente a la mudanza, Pepe fue a hacer las compras al supermercado del barrio, y cuando regresó, notó que Cesar había cerrado todas y cada una de las puertas que con tanto esmero y dedicación había decidido dejar abiertas. Ambos estaban en presencia de su primer choque convivencial, al estilo tormentas dispersas. Sin más miramientos y sin ningún tapujo Pepe las volvió a abrir. Atónito, Cesar miraba la escena que transcurría frente a sus ojos. Cuando terminó su raid, Cesar miró a Pepe y le preguntó: ¿Por qué dejas las puertas abiertas?, Pepe le respondió: "Porque así se evitan los secretos".Con el resto de las actividades se organizaron de mil maravillas, acordaron que si uno cocinaba el otro lavaba los platos, si uno limpiaba la casa, el otro se encargaba de la lavandería. En el estudio ya se conocían y formaban un gran equipo, pero en el fondo, los dos sabían que subyacía esa tensa calma que antecede el huracán, que por supuesto, no tardó en llegar. La segunda noche, Cesar salió de su habitación para ir al baño, aprovecho la ocasión para volver a cerrar todas las puertas y puertitas que su amigo había dejado abiertas. Se sintió satisfecho, y se fue a dormir con tranquilidad. A la mañana siguiente, Cesar se levantó y observó que Pepe aún dormía, revisó que las puertas permanecían cerradas, y muy conforme, decidió ir a terminar con unos trámites personales. Al mediodía, cuando regresó al departamento vio algo que lo alarmó; las puertas de la alacena, del ropero, del bajo mesada, del vanitory, en fin, todas las puertas de la casa habían desaparecido, solo brillaban cual reliquias solitarias, las bisagras de los muebles, que regalaban un sutil destello a modo de pre-aviso de su reciente y definitivo despojo. Cesar no lo podía creer, una expresión de asombró se adueñó de su cara, su boca se abrió de par en par, y su mandíbula cayó por el peso de la gravedad hasta el máximo permitido por sus articulaciones. Así permaneció durante largos segundos tratando de dilucidar a donde habían ido a parar todas las aberturas. En ese preciso instante, Pepe sale de su habitación expresándole un afectuoso saludo, que por supuesto Cesar no devolvió, pero a modo de retribución acusó: ¡PEPE!: ¿Qué hiciste con todas las puertas?. Su compañero respondió: Las llevé al contenedor para evitar futuros problemas entre nosotros.Cual serendipia, en ese momento Cesar tuvo una revelación, o aceptaba la política open doors, o mejor dicho, no doors, impuesta por su amigo, o elegía días más caros pero apacibles en soledad. Inmediatamente recordó una frase que el señor del clima de su noticiero local decía siempre en su sección: El sol sale para todos, y cuando llueve todos nos mojamos. Fue así entonces, que para evitar el mal clima hogareño, Cesar decidió priorizar las virtudes de su amigo, en lugar de una puja por una política de puertas abiertas. Llovido sobre mojado, Pepe tampoco sabía que Cesar tenía algunos secretos por descubrir.

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⏰ Última actualización: Apr 16, 2023 ⏰

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