«Si no puedes volar, entonces corre; si no puedes correr, entonces camina; si no puedes caminar, entonces arrástrate. Pero sea lo que hagas, sigue moviéndote hacia adelante.»
Un golpe en la puerta hizo que me encogiera en la cama y abrí los ojos asustado, con mi corazón latiendo fuerte en mi pecho.
Otro día más una pesadilla con mi padre, nunca me había respetado.
Por lo contrario mi madre era un ser de luz.
Existen tantos episodios, tanto miedo que el solo hecho de pensarlo hacia que mi corazón doliese.Con tan solo 23 años había vivido tanto, tenía tanto miedo y no sabía cómo seguir con mi vida.
Me levanté y fui a la cocina, no había nadie en mi casa. Vivía solo, pero mis pesadillas seguían. Veía su cara por todos los lados, me sentía perdido. ¿Por qué no podía continuar con mi vida?
Me serví un vaso de agua y me senté en el taburete que tenia en la cocina.
-Puedes hacerlo-me dije a mi mismo mientras posaba con desesperación mis manos por mi cara.Intenté tranquilizarme, pensar en frio, comprender las cosas de otra manera, ver mas allá de lo que yo pensaba.
Pero siempre llegaba al mismo punto: siempre acudían a mi mente esas escenas que no me dejaban avanzar, esas pesadillas vividas.Precisamente vivo solo porque huí de ese ambiente, porque no podía más. Solo me consumía, iba a terminar llorando.
Lo mejor era concentrarme en mi trabajo, en el día a día, tenía que confiar en mí mismo.
Yo realmente puedo con ello, lo llevo haciendo años y puedo seguir nadie puede apagar mi luz.Saliendo de mi ensoñación recordé que tenía que ducharme porque las 9 entraba a trabajar. Trabajaba en una vieja tienda de libros, pero realmente sentía que era mi lugar.
Era tranquilo y trabajaba para una mujer muy buena. Siempre era muy atento conmigo y sobretodo me conocía desde que era pequeño, lo que implicaba conocer a mi padre...
Creo que por ese motivo estaba tan cómodo allí: no tenía que preocuparme por aparentar nada ya que ella conocía una parte de mi infierno.Después de ducharme, vestirme y desayunar fui andando hasta la pequeña tienda.
Allí me estaba esperando como siempre, con una gran sonrisa, la señora Eun-ji. Como su nombre indica era la flor de la bondad y así era esa mujer era una segunda madre para mi.
-¡Hola, pequeño Kookie!-dijo con una gran sonrisa en su rostro.Usaba ese apodo desde que tenía memoria. Recuerdo que decía que siempre se lo escuchaba a mi madre. Sonreí y le devolví el saludo. No tardó en abrazarme y decirme que le llamara para lo que fuera. Asentí y se fue.
Fui hasta las últimas estanterías, eran las únicas que me quedaban por limpiar y ordenar. Aunque la señora Eun-ji había insistido mucho en que lo hacía ella, no podía dejar que lo hiciera. Tenía 68 años y seguía trabajando con la misma felicidad que cuando abrió la librería, cuando estaba entrando en sus 20 años
No tenia hijos ni se había casado. Lo cual era chocante porque, aunque fuera mayor, se notaba que había sido hermosa de joven.
Ahora era más mayor, tenía arrugas y todas las señales que anunciaban que era mayor se palpaban en su belleza.
Poseía unos preciosos ojos grises que expresaban una dura vida pero, a pesar de aquello, jamás dejaba de sonreír.Yo la sentía como una madre porque desde siempre me había protegido: me dio este trabajo para que pudiera irme y tuviera mejor vida que antes.
Le estaba tan agradecido. Sin ella no sé qué hubiera sido de mí.
De hecho intentó hablar con mis padres, pero era obvio que, por querer ayudarme, perdió su amistad.
Aunque ella siempre le restaba importancia y decía que, para tener esos amigos, era mejor perderlos y en su lugar ganar un hijo, refiriéndose a mí.Escuché cómo entraba alguien a la tienda y, al girarme, vi la cara más hermosa que había visto en mi vida. Y no estaba exagerando.
Tenía ante mí a un angel y no solo eso, si no que me estaba sonriendo a mí...
Sentía su mirada por todo mi cuerpo, por todo mi rostro, y supe que, aunque no me estuviera mirando, su mirada siempre habitaría en mi.Estaba atrapado en su mirada miel, tan intenso, tan atrapante.
Sentía como mi corazón latía a un pulso a muerte contra mis costillas. Nunca había sentido esto por nadie y menos al segundo.
Él también parecía afectado, pero tampoco lo conocía así que no podía decirlo completamente.-¡Hola!-dijo sonriendo con sus ojos brillando de emoción y de algo más que no comprendía.
-¡Hola! ¿Qué puedo hacer por ti?-dije en un intento de sonrisa pero en eso quedó: en un intento. Él parecía sorprendido pero su sonrisa incrementó aún más.
-Pues... Estaba buscando un libro. Hace unos días vine y una señora me dijo que iba a pedir ese libro, que me pasara en unos días... Y aquí estoy.
No despegaba sus ojos de mí y yo intentaba procesar la información que me estaba compartiendo.Le hice un gesto para que me siguiera y fuimos hasta mi mesa, me puse a mirar si había alguna nota o indicación de la señora Eun-ji.
Pero no habia nada, tampoco ningún recibo por la entrega de ningún libro. Fui hacia el despacho de la señora Eun-ji y tampoco, así que me acerque al teléfono y marqué su número.
-¡Hola, precioso Kookie! ¿Qué necesitas de mí?-sonreí.
-¡Hola! Perdone que la moleste, pero acaba de venir un chico preguntando por un libro. Dice que usted lo atendió, pero no teníamos ese libro y que usted lo pidió... Y bueno se ha pasado ahora porque pasaron unos días.Hubo un silencio por parte de la señora Eunji. -No recuerdo a ningún muchacho. Hace unos días estabas tú, ya sabes que estoy ocupada. Tal vez se ha confundido. Pregúntale de nuevo, pero juraría que yo no lo he atendido. Además, hace mucho que no pedimos libros porque casi no tenemos clientela.
Yo no entendía nada. Colgué la llamada agradeciéndole y de nuevo disculpándome por las molestias.
Volví a mi mesa pero no vi rastros del chico y eso aún me dejo más confundido. Miré por todas partes, incluso salí a la calle. Pero fue como si no hubiera venido nadie.
Pero sí que había estado de verdad.
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catalizador-Jikook
RandomJungkook tiene una vida muy complicada. Huyendo de su vida anterior decide independizarse y olvidarse de su vida pasada. Pero quizás una persona puede salvarlo. ¿O hundirlo más?. Jimin será aire fresco, pero también será mucho dolor. ...