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«No importa lo lento que vayas, siempre y cuando no te detengas.»

Una semana después no dejaba de pensar en lo sucedido. Quizás mi mente había fabricado a otra persona o es que realmente estaba, pero huyó. La señora Eun-ji me había preguntado varias veces, pero yo sabía menos que ella.
Cuando iba a la tienda me quedaba en la puerta, viendo tras el cristal por si lo veía pasear por estas calles.

Me encontraba ordenando más libros. No venía casi nadie, pero la manera en la que me relajaba y entretenía era esta, siempre descolocaba todo para ordenarlo alfabéticamente.
También tenía una moto, pero hacía mucho que no montaba. Era un gasto grande cuando solo me movía de la tienda al supermercado y todo me pillaba cerca.

También me ejercitaba calmaba mucho mi ansiedad. Tenía un saco de boxeo el cual me ayudaba mucho con mi estrés.
Tampoco es que fuera una persona fea, pero, con mi falta de autoestima, me mantenía siempre al margen de todo no salía con nadie, ni tenía amigos.

No me preocupaba eso tenía demasiadas cosas con las que lidiar, el vivir solo también implicaba tener responsabilidades con pagos etc..
Doy gracias por la señora Eun-ji, quien me ayudaba mucho, no sé que haría sin ella.
No había terminado mis estudios porque eran demasiados gastos y no podía con todo. Me hubiera gustado estudiar un máster en cinematografía, que englobaba el tema de la fotografía y las bellas artes, aún así tampoco lo retiraba del todo de mi mente.

Yo seguía pensando en mis cosas mientras terminaba de colocar la última fila, cuando sentí que alguien tocaba mi hombro derecho.
Me giré y me volvía a encontrar con esos ojos mieles que me habían tenido una semana pensando en ellos.
Él seguía mirándome sin decir nada, ni sonreír solo me miraba a los ojos sin despegarlos de los míos.

-¿En qué puedo ayudarte? - suspiré un poco cansado de tanto misterio.

-Eh… No, nada, solo estaba mirando las estanterías. -dijo sin apartar sus ojos de mi.
-Para eso deberías de dejar de mirarme ¿no? - Estaba cansado, quería irme a casa y no sabia que quería.
Por primera vez en todo el rato sonrió una pequeña sonrisa, la cual hizo que no se vieran sus ojos. Eso capto mi atención: era hermosa esa sonrisa.
-Tienes razón, pero tu belleza ocupa toda mi vista. - No paraba de sonreír, estuve tentado a sonreír en su lugar aparte mi vista de él.

-No quiero sonar borde, pero dijiste que tenias un libro pedido y no es así e incluso desapareciste, no sé qué quieres, no estoy aquí para perder el tiempo. - No sé por qué le dije eso. Realmente yo no tenia ese mal humor, pero no se que pasa con ese misterioso chico.
Ensanchó aun más su sonrisa y se movió hacia la estantería, sentándose en la silla donde anteriormente había puesto los libros. Ahora vacia.

-Mira, te seré sincero: me gustas, no sabía cómo acercarme. Pensé en lo del libro y, cuando fuiste a buscarlo, obviamente no había nada y entré en pánico. Me fui, quise venir estos días, pero no quería que me vieras como un acosador, aunque al contarte todo sí que lo parezco. - Rio incómodo y volvió a mirarme a los ojos. Yo estaba inmóvil escuchándolo, pero sin saber qué decir.

-No sé qué decirte, no todos los días me dice alguien que le gusto. - Dije rascándome la cabeza, realmente la idea de gustarle al hermoso chico que tenía en frente no me disgustaba.
Solo me sentía raro porque esta situación no era normal y, bueno, el chico no parecía del todo sospechoso, no parecía incomodo. Podría jurar que quería reírse, pero se estaba conteniendo.
Algo lo divertía y eso me despistaba mucho, no era bueno hablando con otras personas que no fueran la señora Eun-ji.

-Te llamas Jungkook, ¿verdad?. - Lo miré confundido ¿Cómo sabía mi nombre? - Antes que pienses mal de mí, o bueno más, tienes una chapita con tu nombre en ella. - Era cierto en la camisa llevaba un cartel con mi nombre, pero, aun así, todo era tan raro.

-Si, me llamo Jungkook, ¿Cómo te llamas tú?. - Esperé y esperé, pero solo me sonreía. Pensé que no iba a decir nada, pero me sorprendió como siempre se estaba habituando a hacer. Sinceramente no me creía que supiera mi nombre por la chapa que tenia en mi camisa.

-Jimin, Park Jimin. No tengo redes sociales, por si me vas a buscar, aunque parezca raro. No quiero tu número de teléfono, solo… Solo necesitaba verte, pero creo que voy a dejar de venir … Es un poco siniestro y, bueno, tampoco te conozco tanto. Supongo que… -Eh, para tranquilo respira. - Dije mirándolo confundido.

-Está bien, ¿quieres sentarte? - Negó con la cabeza. Se le veía distinto, como si hubiera cambiado de un momento a otro, y eso me hizo sentir mal por muy extraño que pareciera.
Seguí mirándolo, pero ya no me miraba. Era como si hubiera puesto un muro entre nosotros, yo no entendía nada.

Salió de la tienda sin decir nada y eso aún me molestó más. Obviamente que no lo seguí, no lo conocía de nada y ya me había asustado, molestado y miles de adjetivos negativos.
Aunque, si era sincero, esa sonrisa no la olvidaré ni esos ojos que desaparecían cuando sonreía.

Mi corazón latía tan deprisa. Lo cierto es que sí tuve el impulso de ir detrás de él, pero decidí que este día debía terminar y recogí mis cosas. Cerré bien la tienda y me dispuse a ir a mi departamento.
Pero no podía dejar de pensar en ese pelinegro, había algo en él que llamaba mi atención, tenia tantas emociones dentro de mí.

-

Hola, dejo el segundo capítulo después de un tiempo espero que le guste a quienes lo esteis leyendo.
Y me dejeis un comentario para saber que os  esta pareciendo.
Nos leemos luego ☺️

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2023 ⏰

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