CUATRO

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—Jeongin, quiero que me mires ahora mismo —Ronronea Hyunjin, pasando la lengua por los músculos tensos de su estómago, pero este ronroneo suena como una orden dada tan discretamente que el Omega pierde un poco la cordura cuando se trata de complacer a su hambriento vampiro.

Jeongin traga saliva con dureza, diciéndose a sí mismo que este comando no puede cumplirlo, de lo contrario simplemente arderá de vergüenza. Sus mejillas queman como el fuego de los arces otoñales, su respiración es pesada, histéricamente implorante, y el temblor de sus manos agarrando el cabello oscuro del vampiro se vuelve simplemente obvio.

—Vamos, taetae —Hyunjin besa la suave piel de sus muslos y nota como el temblor de sus muñecas se traslada a los blanditos muslos que tiene enfrente.

Quiere devolverle al Omega todas y cada una de esas mordidas sorpresa, clavar sus colmillos del mismo modo en el que Jeongin jugaba con los suyos sobre la piel ajena. El chico de cabellos miel ya había aceptado aquel trato, debería cooperar y dejarse llevar, pero le estaba resultando extrañamente placentero, tanto así que pensó varias veces en cuándo tiempo llevaban los condones que guardaba en la mesita de noche. Porque estaba seguro de que Hyunjin los agotaría todos.

El vampiro muerde despacio y flojo, solo bromeando con su delicada flor, quien justo ahora frente a él desde todos los ángulos posibles se ve como el ángel más excitado y caliente de todos, siente su sangre más caliente y la tentación de extraer sangre de su cuerpo hace que todo sea un juego peligroso.

Y Jeongin es bueno y malo al mismo tiempo: el calor se extiende por el cuerpo como el calor después de un sorbo de té caliente en invierno, y al cabo de un rato abre los ojos y trata de pensar al menos algo.

Resulta malo y muy inverosímil, porque en ese momento Hyunjin toma lentamente la polla del chico en su boca y pierde cualquier pizca de dignidad. Acaricia con la lengua, sin vergüenza, sin importarle realmente que Jeongin esté experimentando un millón de sensaciones placenteras, él quiere explotarlas todas. No se avergüenza de hacer sonidos vertiginosos y sin aliento se separa del glande, finos hilos de saliva y semen unen los labios arreboles de Hyunjin con la punta rosada del pene de Jeongin.

Las mejillas de Jeongin se ponen más rojas pero esta vez no puede parar de mirar aquellos ojos oscuros. Tan brillante como una drusa de amatista. Deja que confunda sus propios deseos y se pregunta si en verdad Hyunjin hace todo aquello para volverlo loco. Deja que le haga latir el corazón como estúpido en el pecho, recordándole a cuando eran jóvenes.

Pero el placer se esparce como la melaza, donde sea posible e imposible.

Vuelve a besar el interior de su muslo y una casta risita sale de sus labios al relamerlos, puede sentir la vergüenza carcomerle la conciencia pero en ese momento le da igual ser un dominante, solo quiere disfrutar de ver a su pareja así de alterada.

Muerde un poco, besa el glande y lo saca fuera de su boca, burlonamente exhala:

—Abre la boca, bonito...—Y avanza.

El corazón de Jeongin no solo se detiene, se congela y tiene miedo de moverse, como si fuera a ser perturbado por algún antiguo mal.
Hyunjin lo besa sin avergonzarse en absoluto.

Siente el beso y su propio sabor en la lengua, amargo y agrio, caliente y viscoso. La lengua de Hyunjin jugando en sa boca parece ser algo increíblemente correcto. Y esta resonancia de sensaciones hace que Jeongin... se corra, cerrando los ojos a los destellos brillantes de las estrellas frente a sus ojos.

—¿Te sientes mejor ahora? —Hyunjin susurra, cada una de sus palabras, dichas en un tono increíblemente complacido acompañadas de un beso en las mejillas, la nariz, los labios, los párpados cerrados.

—¿Todo esto por haberte mordido? —Suspira el Omega dejándose caer en el colchón.

Jeongin quiere llorar un poco. Del éxtasis, naturalmente.

Planea devolverle a su novio el doble de ese placer recibido. Tal vez no haya alcanzado a morder mucho más que sus brazos y pectorales, que la imagen gentil y vergonzosa de Hyunjin sea la que más demuestre en el departamento, pero Jeongin tiene un propósito en los siguientes días.

Va a joder a Hyunjin de la misma manera en la que él lo acababa de hacer, puede que use la misma táctica y acaben hechos un revoltijo de gemidos, pero también sabe patinar sobre su propio terreno.

Le hará saber que la dicha de un Omega no se resume en procrear bebés.

 ᘍ   છ   ᯇ   𝗧𝗛𝗘 𝗙𝗘𝗥𝗥𝗘𝗧 𝗕𝗜𝗧𝗘𝗦   ︵ㅤ.  ( 𝓱𝓳 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora