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Nymeria velaryon
Lady de bronce.
Princesa de Driftmark.

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Ya han pasados horas desde el desafortunado acontecimiento de la muerte de Sir Vaemond Velaryon un segundo hijo de el Escaño del mar y de Driftmark.

Me prepare para salir a cenar con nuestra familia como el rey Viserys lo había solicito y también para festejar el matrimonio de Rhaena y Lucerys. Mi madre y abuela ya estaban buscando pretendientes para mi y Baela lo que sea que le traiga más ventaja para ellas pero aún así no me quejaba sabía que el matrimonio solo era un acuerdo político además ya tenía 15 años era edad más que suficiente.

Termine de ponerme unos aretes y acomode mi vestido gris con bordes morados y algunos encajes dorados en ellos. Mi puerta fue tocada despacio.

—Pase

Entró Sir Edduar a mi habitación agachando la cabeza.

—Lady

—Hable, Sir Edduar.

—Las doncellas de la reina dijeron que ya se solicita su presencia en la mesa real.

—Bien—Dije mientras amasaba mis rizos con mis manos para que se abultaran más—¿Como me veo?

—Bastante bien, su majestad.

—Gracias, Sir.

Camine hasta la puerta y Sir Edduar amablemente me abrió la puerta mientras esperaba que saliera para ir detrás de mi, salí por la puerta y de inmediato me tope con Aemomd. Sir Edduar se puso detrás mío mientras yo me quedaba embobada por la presencia de Aemond.

—Tío.

—Sobrina.

Nunca teníamos conversaciones más allá de las formales pero esta vez parecía diferente. Él me sonrió cálidamente y caminamos hasta la sala.

—Su majestad—Hablo Sir Edduar ganándose mi atención y la de Aemond

—¿Si?

—El cadaver de Sir Vaemond ya está siendo preparado por las hermanas silenciosas para llevarlo a Driftmark.

Detuve mi andar y Aemond también lo hizo y se nos quedó mirando, me acerqué a el oído de Sir Edduar y él se tuvo que agachar para que yo pudiera acercarme a su oído. Susurre una orden y él simplemente asintió.

—De inmediato su majestad.

Sir Edduar se perdió entre los pasillos de la sala y Aemond y yo caminamos en silencio, él parecía tener curiosidad por lo que le dije a mi protector pero no teníamos esa confianza como para preguntarnos cosas el uno al otro.

Las puertas se abrieron y la sala estaba bien iluminada y todos estaban sentando a en la mesa.

—Salve el príncipe Aemond Targeryan y la princesa  de Driftmark Nymeria.

𝖙𝖍𝖊 𝖇𝖑𝖔𝖔𝖉 𝖔𝖋 𝖛𝖆𝖑𝖞𝖗𝖎𝖆Where stories live. Discover now