Felix estaba nervioso, y no entendía el porqué. Chan ya había estado en su casa antes, aunque, en ese momento, se sentía diferente. Beomgyu estaba pasando la tarde en casa de su amigo Taehyun, así que estaba solo a la espera de que el alfa llegara para acabar el trabajo. Mentiría si dijera que aquellas magdalenas recién ordenadas descansaban sobre la mesa de centro por casualidad. Le encantó ver cómo Chan disfrutaba de sus galletas, y quería que probara otra de sus especialidades. Cuando el timbre sonó, salió disparado hacia la puerta, tropezando con uno de los juguetes de su hermano pequeño por el camino. Antes de abrir, se detuvo frente al espejo de la entrada intentando organizar sus rebeldes rizos rubios. Se dio por vencido justo antes de que el timbre volviera a sonar. Chan estaba tan imponente como siempre, con unos ajustados jeans negros con rotos en las rodillas y una sudadera del mismo color, siempre fiel a sus botas de combate. Le dedicó una suave sonrisa que le aceleró el corazón, y que Chan devolvió con una mucho más grande y brillante.
- Pase.
Se hizo a un lado, permitiendo que el alfa entrara a su casa. Al hacerlo, una fuerte oleada de olor a bosque le hizo suspirar. Debía comprar supresores pronto.
- Beomgyu está celebrando el cumpleaños de un amiguito en su casa, así que estamos solos.
- Mejor.
Chan habló sin pensar y, al ver los ojos abiertos como platos del omega, se apresuró a arreglarlo.
- Quiero decir, así podremos trabajar más tranquilos.
Maldijo mentalmente. Chan era una persona que alardeaba de tener siempre el control de las situaciones, pero todo eso se iba al traste cuando estaba con Felix y sus irresistibles ojitos brillantes. Se sentía tímido y torpe, y él nunca fue ninguna de esas dos cosas. El filtro cerebro-boca de Chan desaparecía cuando estaba junto al omega, y lo último que quería era espantarlo. Lo que él no sabía era que, quizá y solo quizá, aquella matización había decepcionado a Felix.
Los chicos entraron al salón donde, al igual que el día anterior, les esperaba una mesa llena de libros. Felix no tardó en adoptar su postura estudiosa y responsable, y se concentró en el trabajo, mientras que las palabras "estamos solos" se repetían en la cabeza de Chan como en un viejo gramófono estropeado impidiéndole centrarse. Felix llevaba una camisa blanca, con el último botón despasado, y unos ajustados vaqueros descoloridos; y Chan solo podía pensar en lo que le gustaría barrer todas las hojas de la mesa con su brazo y tumbar a Felix sobre ella, arrancarle la camisa esparciendo los botones por toda la estancia y amasar ese trasero que tan perfecto se veía bajo esos pantalones apretados.
- Hyung, ¿está bien?
La preocupada voz de Felix lo llevó de vuelta al mundo real.
- Claro, ¿por qué lo dices? - Respondió haciéndose el desentendido.
- Estaba gruñendo.
- ¿Gruñendo?
- Sí, ¿en qué pensaba?
Chan se lamentó, ¿por qué no podía mantener el control en presencia del omega? ¿Por qué tenía que dejar que sus instintos animales lo dominaran? Era patético.
- En nada, no te preocupes, Lixie.
Y volvió a maldecir, esta vez, en voz alta.
- Mierda.
Felix creía no haber oído bien.
- ¿Acaba de...acaba de llamarme Lixie? - Preguntó entre asombrado y divertido.
- ¿No?
- ¡Sí lo ha hecho! - Exclamó risueño.
Realmente, Chan era un idiota.
- Yo...yo lo siento. Ha sido sin querer, no quería hacerte sentir incómodo. Antes estaba pensando en ti, y así es como me refiero a ti en mi...
Mierda.
Él se calló, Felix se calló, en aquel momento sentía como si todo el maldito vecindario se hubiera callado. No estaba acostumbrado a hablar con personas que no fueran Changbin, y con él no tenía que cuidar sus palabras. Definitivamente, con Felix debía empezar a hacerlo si no quería seguir cavando su propia tumba.
Cuando le miró, el omega estaba sonrojado hasta las orejas, y había apartado la mirada avergonzado. Chan no comprendía cómo podía ser tan adorable, y él tan imbécil.
- Lo siento, Felix. Soy un idiota, no quería molestarte y...
- Lixie está bien. - Interrumpió Felix muy avergonzado.
- ¿Cómo?
- Puede llamarme Lixie si usted quiere, hyung.
Chan sonrió, preguntándose qué había hecho él para merecer estar hablando con una dulzura como Felix. Debió ser algo muy bueno.
- Entonces te llamaré Lixie... sólo si me llamas Chan.
Felix ladeó la cabeza y frunció el ceño con confusión.
- ¿Solo Chan? - Preguntó, como si aquello fuera algo inconcebible.
- Sí, solo Chan.
Felix pareció pensarlo por un momento antes de asentir sonriente.
- Esto nos convierte en amigos, ¿verdad?
Chan no sabía qué decir, Felix parecía tan ilusionado. Aquel chico, definitivamente, era de otro mundo. Él solo tenía un amigo y Felix parecía llevarse bien con todo el instituto. A él nadie le hablaba, nadie se le acercaba, pero el omega de sus sueños, el chico del que estaba perdidamente enamorado, quería ser su amigo. Aquello era mucho más de lo que podía pedir.
- Claro, somos amigos.
- ¡Genial!
El omega dio una palmada y un pequeño salto en su sitio, antes de abrazar a Chan. Un contacto rápido y breve, algo que había sido tan natural como el respirar para Felix pero que había dejado a Chan pegado a la silla.
- Lo siento, a veces soy demasiado cariñoso... - Se disculpó al darse cuenta de la parálisis del alfa.
Era verdad, a él le gustaba abrazar a sus amigos, y Bang Chan era uno de ellos. No importaba que pensara que era un alfa tremendamente guapo, ni que su corazón se acelerase con su presencia, ni que, al abrazarlo, hubiera sentido como si un millón de mariposas revolotearan en su interior.
- No, no importa. Será mejor que acabemos el trabajo de una vez. - Respondió Chan sintiéndose avergonzado por primera vez en toda su vida.
Solo rezaba porque sus mejillas no estuvieran tan rojas como las sentía.
Los dos chicos terminaron el trabajo en un tiempo récord, a decir verdad. Pero es que Lee Felix era una de las personas más inteligentes y trabajadoras que Chan había conocido jamás. Lo bueno, era que había perdido el miedo a no volver a hablarle más una vez terminada la tarea. Al fin y al cabo, ahora eran amigos.
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Intocable ♡ chanlix
FanfictionTras meses de silenciosa observación, ¡llegó la hora de pasar a la acción! Bang Chan es el alfa más temido y respetado en todo el instituto, pero no ha podido evitar caer por el dulce omega de cabello rubio y mejillas regordetas. ¿Será capaz de dar...