In the middle of the night (THE BATMAN)

Callejón obscuro.

Las semanas trabajando en la cafetería pasaron muy deprisa, el sueldo me era suficiente para subsistir, y la mejor parte era trabajar entre libros y aroma a café, tenía suficiente tiempo para escribir, Kay y Zoé fueron muy agradables, podría decir que ya éramos amigos, siempre les leía lo que llevaba escrito de mi libro, a ellos les fascinaba escucharme, mi nueva novela trataba de un amor de infancia perdido, y una chica que se adentra a la ciudad de su pasado, bueno tome lo que estaba viviendo, pero exageraba los hechos, porque no creía jamás volver a ver a Bruce.

-No, lo juro, una ves vi un desfile de la familia real, aunque parecían robots con lo rígidos que son-.

-Ojalá en Gotham tuviéramos monarquía- bromeo Zoé- Kay dice que en Gotham tiene a su príncipe, pero a ese nunca lo vemos, parece fantasma-.

No podía parar de reír ante la ocurrencia del chico.

-Lo misterioso lo hace guapo, ya cuéntanos sobre él, lo debiste haber conocido-.

No quería hablar de Bruce, todavía me duele pensar en lo que pudo haber sido, un día antes de la tragedia, estábamos columpiándonos, el tomo mi mano, y me dijo, "mi padre dice que un día deberé casarme, pero yo no quiero, porque sería una niña desconocida, me dijo que me casaré con alguien con quien pueda ser yo mismo. Ya sé, ¿Y si nos casamos de grandes?", recuerdo a ver sonreído y haberle dicho que si, después vino la señora Wayne, y se llevo a Bruce, ese día no le volví a ver, ni ese día ni ningún otro, en el velorio de sus padres, el estaba muy escondido, por mi altura no alcance verlo, días después fuimos a darle una canasta de frutas, lo que pudimos comprar, Alfred nos recibió, pero Bruce no quiso salir, me tuve que ir a Londres, y jamás lo olvide, al ver sus fotos en internet, más me dolía, mi corazón siempre late al verlo.

-Ya se acabó el café en la máquina, voy a la bodega por más- evadí el tema con nerviosismo.

-Ya escuchaste Kay, no quiere confesar que se enamoro de Bruce cuando era niña, se nota con su libro-.

-Tal ves le es doloroso, averse alejado de el- le dijo con señas el más alto.

El día había transcurrido con rapidez.

-Olvídalo Kay, no podre ir a esa fiesta, tengo que cerra el local a las diez, y limpiarlo antes de irme-.

-Disfruta tu juventud-.

- ¿Qué te dijo? -.

-Que disfrute, mi juventud-.

-Deberías ir, yo cierro y limpio- quería quedarme y leer algunos de los libros de la recepción, sabia que salir tarde sería peligroso, pero no creí que me podría pasar algo.

-Me da miedo que te vayas sola tan tarde- me escribió Kay, desde su libreta.

-Estaré bien, tomaré un taxi o algo-.

Después de convencerlos un tiempo lo logre, ese día escribí en mi libreta ideas para mi libro, limpie y bebi mucho café, al irme del lugar la oscuridad invadía la solitaria calle, no me había dado cuenta que pasaban de las dos de la mañana, camine en búsqueda de un taxi, pero no lo halle, debo llegar a mi departamento sola, no es la mejor hora para caminar, y me siento estúpida por haber sido tan irresponsable, temblaba por el frio de la madrugada, empecé a sentir que alguien me seguía, pero cuando giraba no veía a nadie, daba un paso, y me sentía observada, cuando por fin pensé que ya no me seguía nadie una mano tapo mi boca y me acorralo hacia un callejón, quería gritar pero no podía, las lágrimas resbalaban por mis mejilla, me retorcía desesperada, aquel horrible hombre retiro su mano de mi boca para sacar una jeringa enorme, cada ves el objeto que acercaba más y más hacia mi brazo, lo di todo por perdido, me resigne a cerrar los ojos para esperar mi muerte, pero de momento sentí el agarre de aquel sujeto desvanecerse, al abrir mis ojos me encontré con Batman quien golpeaba a ese sujeto, era un hombre alto, y musculoso, tan imponente pero atractivo, seguía temblando de miedo pero entonces el amarro al sujeto, y alerto a la policía del paradero del inconsciente delincuente, su voz sonaba muy gruesa, pero la sentía fingida, cuando por fin se acercó a mí, la única linterna del callejón ilumino la pálida y fornida mandíbula del hombre, al ver sus ojos sentí que los había observado antes, pero eso debió haber sido por las noticias que salían sobre él.