Los primeros meses fueron muy duros para todos. Cristofer ya no podía hacer algunas de las cosas que antes hacía. Ahora todos lo cuidábamos mucho más. No queríamos que se lastimara o algo por el estilo. Poco a poco, con los inicios de la quimioterapia. Cristofer ya no era cristofer. Su sonrisa, algo tan identificativo en él. Se veía mucho menos. Ahora estaba más cansado. Tenía más sueño. Ya ni siquiera hacía falta leerle uno de sus tantos cuentos para que durmiera. Recuerdo que cada noche. Me despertaba sin hacer ruido y ponía mi oído cerca de su nariz. Me aseguraba que el estuviera vivo. Todas las noches eran así, prácticamente no podía dormir. Mi mayor miedo era cerrar los ojos, y que cuando los abriera el ya no estuviera allí conmigo.
En aquel entonces perdí la regularidad en la escuela. Iba pocas veces. Y cuando iba, no estaba allí. Mi cuerpo lo estaba, pero mis pensamientos estaban con cristofer. Mis compañeros sabían la situación de mi hermano. No sé bien que versión tenían ellos. Pero lo sabían, de alguna u otra manera. Un día uno de mis compañeros se me acerco y dijo:
Mis padres dicen que tu hermano está muy enfermo.
Tus padres no saben nada – respondí un poco molesto, mientras estaba en mi casillero
También dicen que morirá – contesto detrás mío, mientras me iba
Luego solo recuerdo que su nariz no paraba de sangrar. Todos los demás alumnos me miraban asustados. Un maestro ayudaba a mi compañero que no paraba de llorar. Mi maestra me tomo del brazo y me alejo de esa escena. Me llevo al baño. Limpio los restos de sangre que tenía en mi mano y quiso hacer lo mismo con la mancha en mi ropa, pero no se quitaba. Entonces me miro a los ojos y me dijo sin sonar enfadada:
Sé que estás pasando por un momento muy difícil Jake. Pero eso no justifica que golpees de esa forma a un compañero
Tampoco se justifican sus palabras. Conteste mirando mi mano
Él no sabe por lo que ustedes están pasando, nadie lo sabe y solo se deja guiar por rumores como todo el mundo. Volvió a decir, como tratando de justificarlo
Solo los idiotas se dejan llevar por rumores. Y contra eso, no hay tratamiento. Quiero irme, solo llame a mis padres. Fue lo último que dije.
Luego de ese día no volví a la escuela, por más de un mes. Estudiaba con un profesor particular, que mis padres habían contratado para que no me atrasara. De alguna manera entendieron mi situación y decidieron darme mi tiempo.
Así fueron pasando los días, y los meses. Mis padres se turnaban para estar en el hospital y trabajar. Mi padre estaba todas las mañanas hasta el mediodía. Luego llegaba mi madre de su trabajo y él se iba y volvía en la noche. Yo era el único que estaba más horas con cristofer, y nada me hacía más feliz que estar allí con él. Sin darnos cuenta, nuestro vínculo de hermanos se hizo muy fuerte.
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Puntos Suspensivos
Teen FictionTodo lo que se haya escrito antes, siempre continuará en un futuro, pero no de la misma manera.