Todo empezó cuando vi esa casa oscura y abandonada, nadie decía nada acerca de lo que era pero siempre me dio curiosidad saber lo que se encontraba dentro.
Fue entonces cuando mi amiga María y yo, Natalia, decidimos acercarnos a ese tenebroso lugar para ponerle fin a este misterio. No pudimos elegir pero momento que en noche de brujas, dicen que este es el día donde mas espíritus salen.
Íbamos sigilosamente caminando hacia ese gran almacén cuando escuchamos un grito. Pensamos lo peor, pero solo era una nena a la que se la habían caído sus caramelos. Seguimos nuestro rumbo hacia esa pocilga. Antes de entrar logramos ver una luz, no pudimos ver bien que era asique seguimos sin darnos cuenta que lo peor venia en camino. Escuchamos el ruido de unas ramas y nos asustamos, fue tan sorpresivo que tiramos una de las linternas, mientras que la otra mágicamente se apago. Según dicen en libros, los espíritus se alimentan de esa clase de energías, pero nosotras como dos tercas adolecentes seguimos hasta intentar llegar. No llegábamos jamás. Ese almacén era mucho más grande de lo que parecía. En un momento nos frenamos al escuchar una risa atrás nuestro. Nada apareció hasta que sentí como me agarraban de la muñeca dejándome marcas por todo el brazo. Se sentían como mordidas. Alguien, o algo, empezó a moverme de donde estaba. María no aparecía. No la veía por ningún lado. Fue ahí cuando realmente me asuste. Lo único que pude hacer fue gritar y gritar con la esperanza de que alguien me escuchase. Fue en vano, nadie me oía. Escuche el grito ahogado de mi amiga. Me asuste e intente correr hacia ella pero nada servía, parecía estar atada de manos pero no tenía nada. Fue una rara sensación que paso por mi cuerpo en ese momento, cada órgano que tenia me quemaba, sentía fuego dentro mío. Ahí fue cuando recordé lo que me había dicho mi querida abuela, "nunca vallas a ese almacén, cosas muy extrañas suelen pasar allí". Que estúpida que fui al no creerle, estaba siendo quemada viva por algo que no sabía que era. Mi tiempo se acababa, podía sentirlo. Pasaron mas de quince minutos y mi amiga desapareció, no siento ninguna parte de mi cuerpo y lo único que quiero es salir de acá para nunca volver. Siento que ya es mi hora hasta que escucho una voz a lo lejos.
-:- ¡Valeria!, ¡Valeria!, ¡Valeria!
Valeria: ¡AH!
María: ¿Qué te paso? Estabas gritando tanto que me asuste muchísimo.
Valeria: Vos, yo, ¡María estas a salvo!
María: ohm, si? Estuve ahí durmiendo hasta hace cinco minutos.
Valeria: Supongo que fue solo un sueño, uno muy malo.