LA MAÑANA IBA PERFECTA, MUCHO MÁS CON LAS VISTAS que Baelon se permitía al sentarse en unas rocas fuera la cueva donde llegaban los dragones de su familia para que la o el jinete de este pueda ir por las escaleras que unen tal sitio al castillo. Desde allí podía observar todo el poblado, y siendo tan temprano pudo ver a los comerciantes ir rumbo a su trabajo, unos cuantos niños persiguiendo a un ganado hasta la salida del lugar, y guardias atentos a todo movimiento.
Había pasado unas cuantas semanas de su visita en la Fortaleza Roja en que dejó a su madre entre víboras. La noche anterior discutió con su padre acerca de llevar tanto tiempo sin ver a su madre, al menos ella siempre se comunicaba de alguna forma informando que se encuentra bien, pero Baelon no se quedaba tranquilo con unas cuantas palabras escritas. Ya había cumplido con su entrenamiento, cuidó de un ganado por los cielos hasta que estos llegaran a su granja evitando que alguno de los dragones salvajes acabara con ellos, como recompensa su dragón tuvo buen festín. Incluso cumplió con vigilar el puerto lejos del castillo, atrapó a más de cinco piratas y criminales qué hacían de las suyas. Baelon consideraba que hizo suficiente para poder ir a visitar a su madre, a lo que su padre aceptó y por ello el muchacho esperaba unas horas sentado en esas rocas estar listo para emprender viaje en su bestia escamosa.
— Ya está listo, príncipe.— Anunció uno de los entrenadores que trabajan con ellos, los hombres solían quejarse del frío hasta que entraban a la cueva.
Baelon asintió colocándose de pie y sacudiendo la nieve de sus pantalones, la bestia caminó sigilosamente olfateando el aroma de su jinete hasta que lo tuvo en su campo visual. El Targaryen acarició la nariz de su dragón, una hermosa hembra blanca, su Reina Blanca, la bestia empujó su cabeza hacia él pidiendo mucho más cariño que Baelon no dudó en dárselo.
— ¿Está lista, majestad? — Murmura en Alto Valiryo hacia la bestia acariciando una vez más, solo escuchó el ronroneo de esta y fue la señal perfecta para subir a ella hasta su asiento en la montura.
Volar en su dragona y sentir esa libertad en los cielos, atravesando nubes sobre ella, sin estar rodeados de personas que constantemente buscan alguna imperfección para cuchichear acerca del Targaryen, siempre buscando compararlo con su padre, un ambicioso, estar allí con la dragona era más que suficiente para estar tranquilo lejos de esas personas.
— Buena chica.
Siempre dándole cumplidos a la bestia para animarla a seguir con su viaje, a ella le encantaba pasar tiempo con su jinete, lo único que detestaba era tener que llevarlo hasta Pozo Dragón, odiaba tener que ser encerrada allí hasta que Baelon volviera por ella para regresar a su hogar, y por eso la Reina Blanca recibía tanto cumplido a la hora de volar.
El chillido de la bestia al dejar las nubes encontrándose con la enorme ciudad del Desembarco del Rey fue más un reclamo de tener que estar allí, Baelon sólo podía mimarla y disculparse para cuando descendieron justo a la entrada a su jaula de unos días. Cuando Baelon bajó de ella le prometió que partirían tan pronto como puedan, deseaba dejarla libre aquellos días, pero siempre es mejor tenerla cerca cuando hay más dragones, más ganado y por si debía dejar la ciudad rápido.
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HARMLESS | Alicent Hightower.
FanfictionHARMELSS || "Con el regreso del caótico príncipe dragón, también llega con él su primogénito quien no duda en acercarse a Alicent Hightower sin importar que es la hija de un nuevo enemigo de su padre."