Capítulo 18

36 4 4
                                    

Entramos a la casa de Ben después de pasar por un restaurante a comprar hamburguesas, con papas dobles para mí, pues Ben no quiere «arriesgarse» a que yo vuelva a «robar» las suyas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entramos a la casa de Ben después de pasar por un restaurante a comprar hamburguesas, con papas dobles para mí, pues Ben no quiere «arriesgarse» a que yo vuelva a «robar» las suyas.

—¿Estás seguro que puedes comer hamburguesa con papas fritas antes de ir al mundial? —pregunté al sentarme frente a él en la mesa de la cocina.

—Te aseguro que en cuanto llegue a la concentración, empezaré a comer comida rica en proteína y todas esas cosas que indica el nutricionista de la selección. Sin añadir que en una sola sesión de entrenamiento, perderé todas las calorías, así que no te preocupes y disfrutemos de esta deliciosa comida. —respondió sonriendo, antes de comer una papa frita.

—Está bien. —sonreí y me quedé en silencio por varios minutos.

La verdad es que aunque estoy muy feliz porque irá al mundial y le demostrará a todos los que no creían en él, que es un gran jugador de fútbol; yo lo extrañaré muchísimo y por alguna razón que aún no puedo entender, eso me duele demasiado.

No tengo idea de cuánto tiempo estuvimos en silencio, comiendo y disfrutando la comida. Intercambiamos muchas miradas y sonrisas, además de que de vez en cuando él toma mi mano y la aprieta, haciéndome pensar que tal vez se siente igual de confundido que yo, por estos sentimientos que afloran cuando estamos juntos.

—¿Te gustaría ver una película? —preguntó cuando terminamos de comer y nos deshicimos de la basura.

—Sí, eso sería genial. —respondí ilusionada y al mismo tiempo nostálgica por su inminente partida.

Me llevó a una sala del segundo piso, en la cual hay una enorme pantalla que parece la de un cine, hay varios asientos y todo lo necesario para entretener a un gran grupo de personas.

—¡Wow! Este lugar es enorme. —exclamé maravillada.

—La verdad es que me encanta el cine y muchas veces no tengo tiempo para ir a una sala, así que por eso decidí construir una en casa. Aunque hasta ahora no había podido compartirla con nadie tan especial como tú. —sus palabras y el brillo en sus ojos cuando las dijo, me aceleran el corazón.

—Tú también eres muy especial para mí, Ben. —declaré sonriendo, él acarició suavemente mi mejilla y detalló mi rostro por algunos segundos, hasta que algo lo hizo «despertar» de su trance.

—¿Qué película te gustaría ver? —preguntó emocionado.

—Dijiste que te gusta mucho el cine, así que me imagino que debes tener muy buenas recomendaciones. ¿O me equivoco? 

—Las tengo, pero esta noche se trata de ti y por eso me gustaría conocer tus gustos. —afirmó, totalmente ignorante de lo que ese solo comentario, le hace a mi dañado corazón.

Sonreí intentando ocultar el vendaval de emociones que recorren mi cuerpo en este momento.

—Está bien, de hecho hay una película que he querido ver desde hace algún tiempo. ¿Has oído hablar de «Amelie»? —pregunté ilusionada.

Entregando el alma - Vol. 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora