...♡

211 14 0
                                    

Los chupetones rojizos en su blanca piel lo hacían ver mucho más atractivo ante sus ojos. Las marcas de sus grandes y fuertes manos clavadas en sus caderas, causandole una sensación única, y los gemidos que soltaba el mayor cada que daba una nueva embestida, llegando cada vez más profundo, creía volverse loco.

Amaba cada maldita parte de su cuerpo, podría estar horas y horas mirándolo, apreciando y tocando cada parte con delicadeza. Porque, a pesar de ser una bestia en la cama, sentía que debía protegerlo cada minuto de su vida sin importar que pase. Mauro era muy importante para él y lo que más amaba en este mundo de mierda.

Amaba tenerlo encima y bajo su cuerpo, cada posición lo hacía llevar al cielo. Amaba dejarle chupones tan rojos como la sangre para que todo el mundo sepa que, aquel chico hermoso de ojos verdes era de su propiedad.

Amaba poder expresarle sus sentimientos con total libertad y con el mismo entusiasmo, como el primer día que decidieron ser novios.

Pero, odiaba pelear. Odiaba aquellas peleas que, aunque sean pelotudeces, no podía no sentirse mal. Esas pequeñas peleas que a veces pasaban a mayores y de vez en cuando se le iba la mano, literalmente...

Pero a pesar de todo, lo amaba con locura, y Mauro lo amaba a él. O eso creía...

Podría ser un violento de mierda, pero nunca lastimaría al amor de su vida. Y con lastimar me refiero a sentimentalmente, porque física, ya lo había hecho. Y no solo una vez...

Y a decir verdad, Mauro le tenía miedo. Pero tenía la mínima esperanza que, algún día, el cambiaría y volvería a ser el mismo del que se enamoró. Si, volver a ser el mismo chico tierno, cariñoso y protector, que no le importaba nada y daba la vida por él, ese mismo.

Aunque lo creía imposible, en él algo decía que podía hacerlo cambiar.

Ya no aguantaba las heridas en su piel, y los moretones en sus pómulos dolían. Sus rodillas rojas por arrodillarse arriba de las piedras para suplicarle que pare. Porque si, esas escenas sucedían en cualquier lado, a cualquier hora, día, noche o lugar.

Quería terminar con todo, pero tenía miedo. Mucho miedo.
Sus amigos le rogaban, le pedían por favor que lo deje, que el lo estaba haciendo mierda. Pero, era al pedo, porque él seguía con Tiago, ese chico el cual lo tenía tan dolorosamente enamorado.

Tiago lo abrazaba cada que terminaba de desquitarse con Mauro, le pedía perdón y prometía que nunca más iba a suceder, que iba a cambiar. Y Lit le creía... Lamentablemente le creía. Y cuando creía que el menor había cambiado, ahí estaba otra vez, en el piso suplicando que pare con los golpes y patadas. Lloraba todas las noches mientras suplicaba a cualquier dios que algo en Tiago cambiase, porque eso de maltratarlo todos los días de su vida era horrible y lo odiaba.

¡Quien lo diría! ¡El famoso cantante Tiago PZK siendo un abusador!

...

Escribió una carta, la cual expresaba todo lo que sentía por, el que creía que era, el amor de su vida. Agradeciendo a sus fans por el tanto apoyo que recibió en sus canciones y por estar en todos los momentos tanto divertidos como tristes.
A su familia por ayudarlo a cumplir su sueños, por apoyarlo y darle ese cariño inmenso que nunca le faltó. A sus amigos, por estar en todas, por ayudarlo siempre, por consolarlo cuando estaba bajoneado, por siempre estar en los momentos malos y buenos sin importar nada.

A Tiago del pasado, por mostrarle lo lindo que es el amor, lo lindo que es importarle a alguien y demostrarlo todos los días de su vida, por tantas noches de pasión las cuales nunca olvidaría. Por tenerlo como prioridad, por ayudarlo a amarse a sí mismo, por tantas caricias, besos y abrazos a cualquier hora del día, noche o madrugada.

Gracias a todos por todo.

...

Se levantó con lágrimas en sus ojos y se dirigió al baño.
Ya tenía todo preparado, solo faltaba el paso más fácil; Descansar.

La bañera estaba llena de agua y un par de rosas blancas tiradas en ella. Pensó que sería bonito descansar entre sus flores favoritas.

Abrió un cajón y sacó una navaja.

Se adentró a la ducha, mojando su ropa pero mucho no le importaba. Cerró sus ojos al estar completamente dentro, sentía su cuerpo mojarse rápidamente y se relajó.

Agarró fuertemente la pequeña navaja entre sus manos y empezó a soltar lágrimas.

Uno, dos, tres cortes profundos.
sentía como su sangre se mezclaba con la transparente agua, tiñendola de un rojo suave.

Dos cortes más profundos que los anteriores fueron necesarios para acabar con todo. Su cuerpo se desvanecía poco a poco, hasta hundir su cabeza completamente. Las burbujitas de aire comenzaron a salir, una tras otra, lentamente

En ningún momento dudó de lo que estaba haciendo, estaba decidido a terminar con todo de una vez.

Las flores que antes eran blancas, ahora estaban manchadas con un color rojo fuerte. Su ropa mojada se teñía de rosa al mezclarse con el rojo del agua, al igual que su pelo blanco.

La bañera se tiñó completamente de un color rojo carmesí junto a las pequeñas rosas, ahora, rojas.

Después de todo, no era para tanto. Y después de esto, podía descansar en paz.

...

☀︎︎ᴠɪᴏʟᴇɴᴄᴇ¡ | ʟɪᴛɪᴀɢᴏ [OՏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora